Problemas frecuentes de comportamiento y voz de alarma

Cinco problemas, que se pueden detectar a tiempo

Cinco comportamientos naturales en el perro que pueden convertirse en problemas serios de conducta.

Muchos de los «problemas de conducta» en nuestros perros bordean lo tolerable. Digamos que es «un poco molesto» que ladre cuando escucha el ascensor o la puerta del vecino… pero que no tiene mayor importancia si no pasa de ahí. De igual modo, a veces llora cuando nos vamos, pero no siempre… En muchas ocasiones el límite para convertirse en un problema claro no está bien definido, incluso nos acostumbramos a esos comportamientos, y cuando nos queremos dar cuenta estamos inmersos en un problema más serio y de difícil erradicación. Hay que buscar e identificar el momento límite, justo en el que hay que actuar, y así evitar la aparición de esos problemas cuando todavía no lo son.

A continuación tienes cinco de los comportamientos Vs. problemas más habituales con los que nos podemos encontrar y, lo que es más importante, cómo identificar el momento en el que el comportamiento pasa a convertirse en problema, el momento en el que todavía podemos actuar con relativa sencillez antes de que el problema se haya manifestado en toda su plenitud.

• Vínculo con el dueño/Ansiedad por separación. A ningún perro le gusta estar solo. Son animales gregarios, que viven -o deberían vivir- en grupos, y pasar las horas en cincuenta metros cuadrados esperando a salir al parque unos minutos no es natural ni saludable. Unos lloriqueos en el cachorro que se queda solo… justo antes de ponerse a jugar con cualquier cosa es un comportamiento natural, igual que mordisquear aquellas cosas que le quedan a su altura no deja de ser un «efecto colateral» que debemos asumir. Pero comportamientos que desembocan en vocalizaciones excesivas, destrucción de objetos e incluso autolesiones, son problemas mayores. Una buena idea es grabar al perro en nuestra ausencia (por ejemplo con la webcam del ordenador), así descubriremos qué hace en nuestra ausencia y si ha pasado de ser «revoltoso» a tener otro tipo de problemas.
• Aburrimiento. El aburrimiento se confunde en ocasiones con el hiper-apego o la ansiedad por separación. Suele darse más en aquellas razas con una superior actividad mental (por ejemplo pastores) y tiene una incidencia menor en los perros de guarda. Sin embargo, los efectos pueden ser similares a los de la ansiedad por separación (sería el caso de los destrozos), o desembocar en una depresión. Un perro normal debe jugar, descansar, relacionarse con otros perros, correr, observar lo que sucede a su alrededor… En definitiva, debe existir un equilibrio y variedad en su comportamiento, y nosotros somos los encargados de velar porque así sea. Estímulos de todo tipo, desde pasear por zonas diferentes, hasta juegos que exijan poner en marcha sus habilidades innatas, son perfectos para que el perro no se aburra.
• Agresividad por posesión. Todos los perros son posesivos. Es un reflejo natural para mantener bajo su control determinados recursos (que pueden ser comida, juguetes, hembras…). El problema llega cuando el gruñido de advertencia pasa a convertirse en un ataque claro, convirtiéndose en la señal de alarma que nos debe indicar que ha llegado el momento de atajar ese comportamiento. Ojo, casi todos los perros pueden llegar a una pelea por una simple pelota o un palo, pero nunca debería pasar de ser un suceso aislado. Una deficiente socialización puede estar en el origen.
• Agresividad por territorialidad. Al contrario que en el caso de la posesión, no todos los perros son territoriales. Sin embargo, ese comportamiento ha sido buscado y potenciado durante años (por ejemplo para los perros de guarda o defensa). Por otro lado, no debemos confundir un perro reservado con los extraños (algo también natural en muchas razas o individuos) con un principio de agresividad. La voz de alarma se identifica claramente: el perro no tolera la presencia de extraños en «su» casa, «su» coche, «su» terraza…
• Comportamientos depredadores. Muchos animales sienten instintos predadores de forma innata, pero en el caso de los perros domésticos puede convertirse en un problema que puede acabar en fugas, pérdidas, atropellos… No importa si se trata de cazar gatos o palomas, si no conseguimos controlar ese instinto, si el perro no obedece a un «quieto» y le puede la tentación, es que algo va mal. La desensibilización ante impulsos depredadores es larga, pero posible.

«Difícilmente un perro de cinco años desarrollará cualquiera de estos problemas si no los ha padecido antes».

Y todo esto ¿qué tiene en común?
Fácil. En la mayoría de los casos, todos estos comportamientos que han desembocado en problemas, se han dado desde cachorro (difícilmente un perro de cinco años desarrollará cualquiera de estos problemas si no los ha padecido antes). Tal vez con poca intensidad, casi pasando inadvertidos «total… ¡es tan mono!». Han comenzado a manifestarse con mayor crudeza a los pocos meses de edad, entre seis y ocho meses, y han pasado a ser problemas serios entre los doce y dieciocho meses. Nosotros somos los responsables de no haber atajado esos inicios, o de no haber recurrido a un profesional si no nos vemos capaces. Hoy en día existe muchísima información sobre los perros y su comportamiento al alcance de todos, existe Internet (con unos recursos más fiables que otros), y libros (buenos, malos y regulares), pero con un poco de inquietud podemos acceder a información fiable y tener unos mínimos conocimientos que harán de nuestro cachorro un perro feliz y equilibrado.

4 comentarios en “Problemas frecuentes de comportamiento y voz de alarma

    1. Como siempre… «ellos» nos avisan, está en nuestra mano hacer caso o pasar por alto las señales (y después arrepentirnos, claro). ¡Gracias a ti por seguir doogweb!

  1. pues yo tengo un bóxer super educado y muy cariñoso ademas de ser muy obediente cuando le mando cualquier orden, esta adiestrado pero cuando juega con mi pastor alemán con una pelota o cualquier jugete si la tiene el bóxer el pastor alemán intenta cojerla para jugar, el bóxer se pone a la defensiva y después le ataca intentando morderle, el pastor aleman no entra al trapo por que es muy buen guardián pero un buenazo alguien sabría como corregir esa conducta de mi bóxer que no me gusta nada si alguien me puede ayudar le estaría eternamente agradecido soy javi de córdoba

  2. Pues el de tu boxer parece un caso típico de posesividad. Si lo quieres solucionar hay que conseguir que asocie dejar el juguete con algo mejor (por ejemplo un premio de comida si es voraz). O gruñir y no dejarlo con algo malo, por ejemplo quitarle el juguete e ignorarlo. Es un problema lento de solucionar pero funciona este sistema, solo hay que ser muy constante y no dejar nunca que se salga con la suya.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *