Educación canina: refuerzo y castigo (y II)

Las 10 claves del castigo positivo en los perros

Por: Alfonso Espadas (Director técnico Educación Canina Dokusan).

Educación canina: refuerzo y castigo, por Alfonso Espadas, Dokusan.

(Viene de la primer parte: Refuerzo y castigo, con los conceptos claros).

… Debemos avanzar dentro de esta fase para que el perro valore mucho más los reforzadores condicionados e ir prescindiendo de los reforzadores primarios, si lo hacemos correctamente al final los propios ejercicios serán un premio para el perro, consiguiendo de esta forma la motivación interna del perro para trabajar con nosotros (no para nosotros), que es lo más importante.
Sobre el castigo positivo

Enseñar con violencia o con métodos coercitivos o inhibidores no es recomendable, ni para los perros ni para cualquier especie animal, incluida la humana. Si vamos a hacer uso del castigo debemos tener en cuenta al menos todos estos puntos:

1. La aplicación del castigo debe ser objetiva, con la finalidad de corregir algún comportamiento o error emitido por el perro.
2. Si aplicamos un castigo dejaremos las emociones a un lado, si estamos enfadados con nuestro perro mejor no castigarle, perderemos la objetividad y nos implicaremos emocionalmente, siendo nuestra corrección seguramente desfasada o inapropiada.
3. Nunca acabaremos la interacción con nuestro perro con un castigo, una vez que hemos hecho entender al perro su error le premiaremos cuando nos ofrezca el comportamiento deseado.
4. Sólo corregiremos mediante castigo cuando el perro sepa perfectamente lo que esperamos de él y no lo haga por exploración de límites, pereza o distracciones.
5. Nunca haremos uso del castigo positivo para enseñar.

«Podemos hacer uso tanto del castigo como del refuerzo, pero siempre dentro de una lógica, y sabiendo en todo momento lo que estamos haciendo».

6. Debemos tener mucho cuidado con las asociaciones secundarias, especialmente con el castigo positivo, si yo estoy continuamente corrigiendo a mi perro con métodos desagradables para él en un entorno con otros perros o distracciones, debo tener en cuenta que al final es muy posible que mi perro asocie ese entorno (otros perros, personas, niños) a cosas desagradables, pudiendo al final mostrar agresividad o desconfianza a los objetos de ese entorno.
7. Las correcciones deben ser cortas y con la intensidad suficiente para que el perro las acepte como una corrección.
8. Las correcciones deben estar basadas en la confianza, esto significa que el perro las tiene que entender y soportar sin perder el vínculo ni las ganas de trabajar con el guía.
9. Es mucho más difícil castigar que premiar adecuadamente y de forma que el perro lo entienda y acepte.
10. Una obediencia o educación que se base en el castigo o en la dominancia conseguirá resultados a corto plazo, pero esos resultados no serán fiables ni duraderos, hará ejemplares agresivos, inseguros o desmotivados, teniendo que hacer constantemente reciclajes en la obediencia. El individuo se hará más insensible y tendremos que subir cada vez más la presión.

En resumidas cuentas, podemos hacer uso tanto del castigo como del refuerzo, pero siempre con una lógica y sabiendo en todo momento lo que estamos haciendo, teniendo siempre presente la sensibilidad de nuestro perro y que lo que es bueno y funciona para un perro no tiene que serlo igualmente para otro.

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