El refuerzo variable, cómo aplicarlo

Cómo utilizar correctamente los «premios»

El refuerzo variable, cómo aplicarlo

Alfonso Espadas, de Dokusan, nos explicaba las diferencias entre refuerzos y castigos, y cómo “funcionan” en el cerebro del perro. Además, hace pocos días hablábamos concretamente del castigo positivo, y los problemas de todo tipo que entraña. Bien, llegado este punto ya sabemos que reforzar es la forma de conseguir una correcta educación, pero si nos limitamos al acto de “acción correcta-galleta” estaremos menospreciando la inteligencia de nuestros perros.
Los diferentes “premios”
Un “premio” puede ser cualquier cosa o acción que agrade al perro (¡hasta una simple mirada de complicidad!), pero nos centraremos en los tres más habituales. Muchos perros son tragones empedernidos, así que lo más obvio es un pedacito de salchicha, una croquetita de pienso o similar… También les gusta jugar, entonces el acceso a una pelota o un mordedor (por ejemplo) son de nuevo excelentes premios. Y ahora llega el más importante: nosotros mismos. Una caricia envuelta en agasajos de todo tipo es el mejor premio que existe: transmite alegría, “buen rollo”, crea un vínculo especial, funciona y, además, siempre lo tenemos “disponible” (incluso aunque se nos hayan olvidado las galletas o la pelota).
El error principal
Un adiestrador profesional o una persona con formación canina sabe cómo hacerlo, mide los refuerzos, los aplica en el momento exacto y con la intensidad medida. No comete el error más habitual, que es caer en la acción mecánica “acción correcta-premio”. Premiar todas los éxitos, aunque sean pequeños o parciales, es sólo una fase. Si nos quedamos anclados en ella crearemos una especie de “máquina de hacer cosas” que sólo funciona a base de premios.
¿Qué es el refuerzo variable?
Es concepto es sencillo, aunque aplicarlo bien no tanto. Una vez que ya hemos conseguido la conducta deseada pasamos a esta fase: con el refuerzo variable no premiaremos siempre. Premiaremos sólo los trucos mejor realizados, o las acciones más rápidas (muy útil en obediencia), y también conseguiremos respuestas más fiables y duraderas. Utilizando correctamente el refuerzo variable, el perro discernirá perfectamente cuándo estamos realmente satisfechos y conseguiremos mejorar aquello que deseamos. El refuerzo varía, no siempre se da, ni siempre tiene la misma intensidad… el perro piensa en ello, lo reconoce como tal y actúa.

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