Metacognición animal, metacognición en perros

Hay una creciente evidencia de que los animales comparten paralelismos funcionales con la metacognición consciente de los seres humanos

Metacognición animal, metacognición en perros.

Antes de profundizar en esta apasionante tema, es imprescindible definir qué es la metacognición (por cierto, no deja de ser curioso que uno de los pioneros, Gregory Bateson, desarrollará este concepto y la «teoría de la mente» a partir de la observación de un grupo de cachorros de perros jugando y cómo se interpretaban y «adivinaban» unos a otros sus intenciones): Una definición admitida es «Metacognición es la capacidad que tiene el hombre de auto-regular el propio aprendizaje, de planificar qué estrategias se han de utilizar en cada situación, aplicarlas, controlar el proceso, evaluarlo para detectar posibles fallos, y como consecuencia transferir todo ello a una nueva actuación». Yael Abramovicz Rosenblatt utiliza otra definición que nos parece especialmente acertada: «Metacognición es la manera de aprender a razonar sobre el propio razonamiento, aplicación del pensamiento al acto de pensar, aprender a aprender, es mejorar las actividades y las tareas intelectuales que uno lleva a cabo usando la reflexión para orientarlas y asegurarse una buena ejecución«. Algunos psicólogos afirman que el autismo es un fallo en la metacognición de las personas que lo padecen, un error en la «teoría de la mente», pero no es un hecho contrastado.

Metacognición en animales, delfines y macacos
J. David Smith, Ph.D., psicólogo de la Universidad de Buffalo, profesor en el Departamento de Psicología de la UB y el Centro de Ciencias Cognitivas, es reconocido por sus investigaciones y publicaciones en este campo, y ha llevado a cabo durante los últimos años amplios estudios acerca de la cognición animal, afirmando que hay una creciente evidencia de que los animales comparten paralelismos funcionales con la metacognición consciente de los seres humanos, es decir, se puede comparar con la capacidad de los seres humanos de reflexionar y controlar o regular sus estados de ánimo. Su investigación es apoyada por el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo y la Fundación Nacional de Ciencias.

Smith afirma que  es un objetivo fundamental de la psicología comparativa establecer con firmeza si los seres humanos y los animales comparten características metacognitivas

Smith afirmó esta conclusión en un artículo publicado en la edición de septiembre de 2009 de la revista Tendencias en Ciencias Cognitivas (Volumen 13, Número 9), en cuyas páginas detalla este tema en pleno desarrollo de investigación comparativa, describe sus hitos y sus perspectivas de progreso.

Los psicólogos comparativos han estudiado si los animales no humanos tienen un conocimiento de sus propios estados cognitivos mediante pruebas en un delfín, palomas, ratas, monos y otros simios (sobre la percepción, la memoria y diferentes problemas de ocultamiento de alimentos). Las pruebas de campo ofrecen la evidencia de que algunos animales tienen paralelismos funcionales a la consciencia de los seres humanos, a la auto-consciencia de los seres humanos cognitivos. Entre estas especies están los delfines y monos macacos (una especie de monos del Viejo Mundo).
En contraste, con estos animales, en varios estudios con palomas hasta ahora no han manifestado ninguna capacidad de metacognición. Además, varios estudios convergentes muestran que los monos capuchinos apenas expresan una mínima capacidad de metacognición. Este último resultado -dice Smith- plantea importantes cuestiones sobre la aparición de la mente reflexiva o extendida en el orden de los primates (¿por qué en unos sí existe y en otro no?).
Esta área de investigación abre una nueva perspectiva en el estudio de la mente reflexiva en los animales, permitiendo a los investigadores rastrear en los antecedentes de la conciencia humana.

Smith explica que la metacognición es una capacidad sofisticada de los humanos, y está vinculada a la estructura jerárquica en la mente (ya que los procesos ejecutivos de control metacognitivo supervisan la cognición de nivel inferior), con conciencia de sí mismo (por eso la incertidumbre y la duda se sienten como algo tan personal y subjetivo) y la conciencia declarativa (por la que los seres humanos son conscientes de sus estados de conocimiento).
Por lo tanto -dice Smith-  es objetivo fundamental de la psicología comparativa establecer con firmeza si los seres humanos y los animales comparten características metacognitivas. Si lo hacen, podría tener su propia consciencia y también consciencia de sí mismos.
De hecho, concluye, La metacognición, el uso del idioma y de herramientas es donde podemos encontrar o no puntos en común entre la mente de humanos y animales.

(Fuente: Universidad de Buffalo).

Estos estudios continúan evolucionando, se siguen desarrollando con diferentes animales (perros, caballos…) en la búsqueda continua de datos que puedan corroborar lo que hoy ya es un secreto a voces: muchos animales, como los perros, tienen capacidades mentales complejas, una perspectiva del mundo y de sí mismos y lo que les rodea, que hasta hace muy poco ignorábamos.

El futuro del adiestramiento canino
Esto que se ha venido a llamar metacognición, que se encuentra en estudio en las universidades de medio mundo, y que es quizás la verdadera frontera de la inteligencia, y aplicada al adiestramiento canino se convierte en la próxima revolución. Atrás queda el conductismo clásico, el aprendizaje por repetición, el condicionamiento. El perro es capaz de “saber que sabe”, “saber lo que no sabe”, “sabe interpretar a otros animales de su misma o diferente especie”, “saber…”. La pregunta del millón ahora es ¿estamos preparados nosotros para ello? ¿Seremos capaces de comunicarnos con los perros bajo las reglas de especies colaborativas, que se unen con un propósito diferente al de someter unas a otras?

En otros estudios detallados en doogweb hemos visto cómo los perros son capaces de «imaginar», o cómo pueden solucionar problemas que implican el conocimiento y análisis del medio, de sí mismos y de las consecuencias de una decisión. Nos ha costado 15.000 años descubrirlo, pero tal vez haya llegado el momento de pensar en el perro como una especie complementaria al hombre, no al servicio del mismo. Una especie con la que existen otras formas de comunicarse porque es capaz de razonar, no sólo de aprender por «x» repeticiones. Al final va a ser verdad aquello de que «todos los animales somos el mismo agua, sólo cambian los vasos».

Un comentario en “Metacognición animal, metacognición en perros

  1. Impresionante. Me he quedado sin palabras. Gracias por divulgar estos reportajes en defensa de los perros y cómo son, estoy segura de que ayudan a que la gente vea a los perros de otra manera.

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