Enseñando al perro a pensar… (libro)

Un libro muy diferente

Kinberly Davis en su libro Teaching the dog to think.Es mi libro del verano… de todo el verano porque está en inglés y me va a costar «lo mío», pero merece la pena. El libro Teaching the dog to think es la historia de Willow con su guía, un collie «descerebrado», ladrador e hiperactivo, en manos de Kimberñy Davis (la autora, ganadora de los premios James Wright de poesía en 2009-2010).

Y no, no es un libro de adiestramiento. En realidad Teaching the dog to think es una autobiografía, recordando cómo Willow, cuando ya tenía un año de edad comenzó a entrenar agility (sucedió en septiembre de 2000), y como ni podría ser de otra forma en su primer día en el centro de adiestramiento el perro salió corriendo y atacó a un caballo, se descontroló… y Kimberly lo cogió con su collar estrangulador metálico, era la única forma que tenía para controlar aquella situación que se le iba de las manos por momentos.

Poco después descubrió que había «algo» que le podría ayudar a comunicarse con su perro, más allá de los collares de estrangulamiento. Una adiestradora (Sue) le explicó que estaban en aquel centro de adiestramiento para enseñar a los perros a pensar… y ahí empezó todo.

Poco a poco, la autora fue comunicándose mejor y mejor con Willow, hasta que consiguió que aquel perro problemático se convirtiera en un perro modelo. Un clicker, respeto y método fue todo lo que necesitó, y lo que hace más interesante -y diferente- a este libro, no es sólo el tono humorístico y en ocasiones casi subversivo, sino que se muestra la realidad desde dos ópticas diferentes de forma autobiográfica, con experiencias reales. Por cierto… ¿recuerdas que no es un libro de adiestramiento? Es un libro de autocrítica, casi filosófico, de análisis de los «por qués» y como nos resistimos a los cambios por miedo, tradición, herencia… ¡Quizás habría sido mejor titularlo «Enseñando al humano a pensar»!

«Lo que yo quería era estrangularlo hasta la sumisión. La terrible verdad (que sólo se puede admitir desde una visión retrospectiva) es que hay una sombría satisfacción en la disciplina de un animal o un niño pequeño, doblegando su voluntad. En aquel momento quería retorcerle el pescuezo a Willow, estrangularlo hasta que obdeciera.Yo quería controlar, dominar. Quería que me obedeciera porque yo lo digo».

Kimberly Davis en su libro Teaching the dog to think.

Más información:
• Página web de la escritora y poeta Kimberly Davis.
• Libro Teaching the dog to think (2011), en Amazon.

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