¿Debo vacunar a mi perro?

Las vacunas en los perros,
a debate

¿Debo vacunar a mi perro? Pros y contras de la vacunación en perros.

Estos días ha saltado a las noticias el caso de un niño enfermo de difteria, una enfermedad que llevaba erradicada en España desde 1987. Veintiocho año después la difteria ha vuelto, y el niño no estaba vacunado.

¿Y qué sucede con los perros?
En los perros sucede algo parecido, puesto que existen corrientes «naturales» en contra de administrar vacunas a los perros. Los argumentos en contra de las vacunas abarcan desde la creencia de que la enfermedad es algo natural, y  por lo tanto los humanos no debemos «inmiscuirnos» en los designios del destino, hasta los efectos secundarios, que se pueden producir.

Sin embargo, los beneficios de las vacunas son evidentes (enfermedades como la rabia se pueden erradicar gracias a las vacunas), y los beneficios superan claramente los efectos adversos que se podían producir en algunos perros con sensibilidades especiales. El debate sobre si las vacunas pueden ser la causa de algunos trastornos del sistema inmunitario sigue abierto y, aunque es posible que así suceda, son casos tan raros que de nuevo las enfermedades evitadas superan a las posibles (y raras) complicaciones.

En los perros nos encontramos con otro problema añadido, y es que a diferencia de en las personas, las vacunas de los perros cuestan dinero, no son gratuitas en ninguna comunidad. Y eso en un país tan castigado por la crisis se ha notado y mucho. Los perros van hoy menos al veterinario que hace 10 años. Eso sí, aprovechando las campañas de vacunación de los ayuntamientos se puede ahorrar un buen puñado de euros.

La sobre-vacunación en los perros
Otro debate diferente es el que se daría si analizamos la duración de las vacunas en los perros. Muchas de estas vacunas tienen una duración superior a la recomendada o legislada (anual). Comprobar la inmunidad de algunas vacunas en los perros en posible (al menos en EE.UU.) pero no es algo al alcance del público en general. Así que nos vemos «obligados» a respetar un calendario de vacunas más o menos estricto. (es especialmente importante cumplir con la vacunación contra la rabia, es la que más se controla por parte de las autoridades).

¿Entonces…?
Las vacunas estándar (multivalentes y rabia) pueden acarrear efectos secundarios (en pocos casos), que van desde picor, hinchazón, somnolencia, inapetencia (se supera en 24-48 horas)… Hasta anafilaxia. Sin embargo, enfermedades como el moquillo o la parvovirosis matarían a muchos miles de perros cada año si no existieran las vacunas. La vacuna de la rabia no es «negociable», pues se trata de un asunto de salud pública.

¿Y la vacuna de la leishmania?
Es un caso muy especial: por un lado es una enfermedad que se puede controlar mediante otros medios (repelentes del flebotomo, collares y pipetas), y por otro lleva poco tiempo en el mercado. No es obligatoria en ninguna comunidad, y hay los efectos secundarios de la vacuna contra la leishmaniosis son conocidos.

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