Perros que se escapan, por qué lo hacen

El problema de los «perros escapistas»

Perros que se escapan.

Lo cierto es que hay perros con fama (merecida) de escapistas. Pero ojo, no es lo mismo un perro escapista que un perro con tendencia a perderse. Los galgos, por ejemplo, se pierden en muchas ocasiones por sustos, pero no son «escapistas».

¿Por qué se escapan los perros?
La primera respuesta es clara: los perros se escapan porque no están bajo control. O bien se escapan de casas y chalés en las que no hay suficientes medidas de seguridad, o se escapan durante los paseos porque no tienen una buena llamada. En realidad los motivos son parecidos: Los perros se escapan porque no quieren estar donde se encuentran. ¿Y cómo lo solucionamos? Por dos caminos:

Medidas pasivas. Obvio, verifica los cerramientos de la casa, no sueltes a tu perro si no estás segur@ de que volverá… Si es un macho mucho cuidado con los celos de las perras cercanas (además evitarás peleas). En definitiva, medidas de sentido común.

Medidas activas. Trabaja la llamada con tu perro hasta que sea lo bastante fiable (recuerda, la llamada nunca será segura al cien por cien), pero sobre todo trabaja en dos direcciones: La primera mejora tu relación con tu perro, el vínculo y los juegos en los que los dos sois una parte activa (¿qué tal un mordedor en vez de la pelota?). La idea es que nosotros seamos más interesantes que el entorno, el reto es conseguirlo; Y por otro lado, preocúpate de satisfacer sus necesidades como raza y como individuo.

Las necesidades «de acción» de los perros
Unas de las razas consideradas como más «escapista» (y motivos no faltan) son las relacionadas con sabuesos. Evidentemente en nuestros parques no hay muchos bloodhounds, pero sí beagles (además es una raza muy afable, simpáticos, de tamaño «cómodo», con poco pelo… Todo ello hace que sean bastante populares), y ambos son perros a  los que les pierde la nariz.

Esa «nariz» es la responsable de que muchos de estos perros se pierdan, buscando fuentes de olor interesantes. Sin embargo, si ese mismo perro tiene un «trabajo» relacionado con el olfato (por ejemplo búsqueda de trufas, rastro deportivo, mantrailing…), podremos «activar» y «desactivar» con facilidad sus necesidades de «buscar algo». Su trabajo estará controlado bajo el control de una señal, y por lo tanto tendremos cierto control (nunca total por desgracia) sobre el problema del escapismo por seguimiento de rastros.

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