Adiestramiento: el error del “perro mecánico” y las emociones

Utilizar los premios que tengamos a nuestro alcance es imprescindible con los cachorros y perros jóvenes, pero a medida que el tiempo pasa, el mejor premio, el máximo motivador que existe, debe ser el propio guía

Adiestramiento: el error del “perro mecánico” y las emociones.

En el adiestramiento del perro nos podemos encontrar con algunos problemas de “desobediencia”, que generalmente achacamos a un simple “no me hace caso”. Y es cierto en lo básico pero, como sucede siempre, lo importantes es entender el por qué de esa «desobediencia».

No somos (lo suficientemente) interesantes
El problema número, el más habitual entre las personas que tienen un perro y pretenden conseguir de él un mínimo de obediencia, es tratar al perro como si de un ser mecánico se tratara. «Comportamiento deseado-galleta, comportamiento-deseado-galleta…» y así hasta el fin de los tiempos. Y esto funciona al principio, pero rápidamente su efectividad se desgasta porque entramos en una rutina mecánica carente de emoción y de variedad. Es más, aunque funcionará «siempre», nos encontraríamos con un serio problema en el momento en el que no tuviéramos a mano el «chantaje» (la galleta). Y nos estamos olvidando de la parte emocional de nuestra relación con el perro, que es la más importante.

Un premio es una galleta o una salchicha ¿no?
Sí, un premio por un comportamiento correcto es una galleta, una salchicha, un pedazo de queso o tal vez una simple bolita de pienso… Pero tenemos otros muchos recursos a nuestro alcance: juguetes de todo tipo (pelota, frisbee, mordedor…), acciones (soltar al perro, jugar con él, acariciarlo…). Y también hablar, dirigirnos al perro con verdadero sentimiento y hasta exageración para que nos entienda bien. Volvemos al principio, a las emociones como la base sobre la que construir nuestra relación con el perro.

Los perros nos entienden mucho mejor de lo que nos imaginamos

Todos los perros son diferentes como individuos. Es cierto que algunas razas tienen ciertas querencias (con más instinto de caza, o menos, con más dependencia, o más apáticos…), por eso en las primeras fases del adiestramiento la respuesta la debemos buscar bajos dos parámetros fundamentales: el individuo y el momento. Debe ser el guía quien interprete a su perro, adivinando cuál será el mejor «premio» para él, y al mismo tiempo analizar el momento (después de comer, una galleta puede ser mucho menos atractiva que una pelota, y viceversa, después de 12 hora de ayuno una salchicha será con seguridad «lo mejor del mundo»).

Al principio, ante un cachorro que apenas nos conoce, tenemos que recurrir a esos premios básicos (alimentos, juguetes, ya sabes… refuerzo fijo, intermitente, variable…), pero sólo debe ser una fase que abandonaremos progresivamente a medida que nuestra relación avance.

La emotividad verbal
¿Hemos dicho «relación»? Pero si en vez de premios «tradicionales» utilizamos sólo el habla, de nuevo nos encontramos a menudo con el mismo problema: comportamiento deseado-“muy bieeeen”, comportamiento deseado-“muy bieeeen”. Y es que las cosas no son así, los perros nos entienden mucho mejor de lo que nos imaginamos, y en lo que son verdaderos especialistas es en comprender nuestro estado anímico y las emociones que transmite nuestra vos mediante la entonación (también los gestos, las posturas, y hasta las muecas). ¡Ábrete a tu perro, no lo infravalores, comunícate con él y las cosas cambiarán para los dos! Estarás aplicando, sin apenas darte cuenta, un refuerzo variable que permitirá que las cosas progresen adecuadamente sin entrar en la rutina. De hecho, habrás encontrado el mejor de los refuerzo, tú mismo.

Conclusiones…
Utilizar los premios que tengamos a nuestro alcance es imprescindible con los cachorros y perros jóvenes, pero a medida que el tiempo pasa, el mejor premio, el máximo motivador que existe, debe ser el propio guía. Es ese vínculo que se crea con el transcurrir del tiempo en perfecta armonía, lo que convierte a perro y guía en un tándem indisoluble. Sin «sobornos», sin premios, sólo por respeto mutuo ¿o acaso tienes amigos porque les invitas a comer cuando hacen lo que quieres?

Un comentario en “Adiestramiento: el error del “perro mecánico” y las emociones

  1. AL INICIAR . UN ADIESTRAMIENTO CON UN CACHORRO . EMPESAMOS CON UN ATRACTOR . YA SEA JUGUETE COMIDA O ALGO QUE A EL LE AGRADE . ESO NOS AYUDARA A QUE EL PERRO APRENDA POR CONDICIONAMIENTO SEGUN . UN CIENTIFICO RUSO LLAMADO PABLOV . ESTO DEBE SER SIEMPRE .YA QUE ES LA FUERZA QUE LO MOTIVA EN CUALQUIERA DELAS DICIPLINAS

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