La importancia del juego en los perros

Vamos al parque… como todos los días

Los beneficios del juego en el perroUn perro jugando solo se entretiene, jugando con su dueño disfruta y aprende.

«El juego con el perro crea complicidad, afianza nuestra relación y comunicación con él, elimina tensiones y alivia el estrés».

Todos los que tenemos un perro en la ciudad asumimos la obligación de sacarlo al menos tres veces al día. De esas tres salidas, la de mediodía es más corta, tal vez media hora, la de por la mañana una hora y la de por la noche cuanto más mejor… Hasta aquí está claro y –unos más y otros menos– lo cumplimos.
El problema es que esos paseos se convierten en demasiados casos en «reuniones de parque», en las que los perros se entretienen entre sí como pueden mientras nosotros charlamos, lo que no está mal siempre y cuando no sea lo único que hagan.

«El juego es el mejor medio para educar a nuestro perro, es un “premio” en sí mismo, pero para que se comporte como tal debe aplicarse en el momento exacto y de la forma adecuada».

Los beneficios del juego en el perro.Beneficios del juego
Bien, nuestro perro ya ha jugado con sus amigos de parque un rato largo… comienza a tumbarse, a mordisquear la piña o el palo de rigor… Es el momento de jugar de verdad.
El juego con el perro crea complicidad, afianza nuestra relación y comunicación con él, elimina tensiones y alivia el estrés (no olvidemos que un perro urbano, por el simple hecho de vivir en un piso ya puede estar sometido a cierto grado de estrés si carece de suficientes estímulos). El ejercicio, igual que sucede con los humanos, libera tensiones, y si el juego que le propongamos, además, requiere algo de atención y actividad mental conjugada con sus aptitudes naturales resultará especialmente beneficioso, es el caso de jugar a buscar cosas (o personas) escondidas donde entra en juego su olfato, vista…
Además, el juego es el mejor medio para educar a nuestro perro, es un “premio” en sí mismo, pero para que se comporte como tal debe aplicarse en el momento exacto y de la forma adecuada.
Un ejemplo: el cachorro de seis meses que no acude a la llamada… No viene, pero al final por aburrimiento se acerca dubitativo y el dueño lo riñe. Resultado: difícilmente acudirá de nuevo (“cuando voy me riñen…”). El mismo cachorro, no viene a la primera, pero cuando acude le ofrecemos una pelota o un juguete. Resultado: estamos reforzando haber acudido (“la próxima vez iré antes, acudir a la llamada es jugar…”).

«No subestimemos la inteligencia de nuestros perros, “ellos” son capaces de resolver problemas, de adaptarse a situaciones diferentes y de pensar por sí mismos, así que lo mejor será que les ofrezcamos juegos con un mínimo de riqueza, variados y de verdad entretenidos».

El plan de juego
Segundo error (el primero es no jugar) del humano: sí, jugamos con el perro, pero lo hacemos de forma mecánica, todos los días media hora de pelota y para casa. Habremos cumplido con la primera condición (el ejercicio físico), pero no hacemos funcionar su mente y estamos favoreciendo la aparición de estereotipias, ¡estamos creando un “loco de la bola”!
No subestimemos la inteligencia de nuestros perros, “ellos” son capaces de resolver problemas, de adaptarse a situaciones diferentes y de pensar por sí mismos, así que lo mejor será que les ofrezcamos juegos con un mínimo de riqueza, variados y de verdad entretenidos. Somos animales inteligentes, o eso se nos supone, así que no nos debería costar demasiado innovar un poco ¿no? Un poco de olfato (el mencionado “busca objetos escondidos”), otro poco de actividad física (por ejemplo pelota o frisbee), algo de autocontrol (espera a que lance la pelota, ahora ¡ya!…), otro rato de habilidades simples y obediencia básica (saltar vallas o bancos a la orden, esperar, saltar otra vez, camina junto, corre, junto…). Se trata de que el rato de ocio sea completo, y además también a nosotros nos resultará mucho más entretenido y placentero cumplir con el ritual diario de salir al parque, a la vez que creamos unos vínculos mucho más sólidos que con el simple paseo. Y otra consecuencia: resulta que el perro es más feliz, y ¡de repente se «porta» mejor! ¿No será que antes hacíamos algo mal?

Fotos: Trixie España.

7 comentarios en “La importancia del juego en los perros

  1. yo intento con mi perra, pero dificilmente podemos jugar a nada si donde vivimos no puedo soltar a mi peque en ningun sitio.
    Aunque cuando lo hacemos de estranjis, el frisbee le encanta 🙂

  2. El mío tiene 5 meses y cuando salimos y lo suelto controladamente se dedica a olisquear sin parar. Si me llevo una pelota y se la tiro no va por ella (o sólo va un par de veces).

    De todos modos, me parece muy útil y lógico lo que se comenta… Intentaré ponerlo en práctica.

  3. Como no puedo soltar a mi pequeña «demonia de Tasmania disfrazada de Westy» con la correa suya y a la voz de «corre peque corre» corremos las dos por el parque durante breves carreras d e2 o 3 minutos dé duración, o cuando empieza a rtozar en el césped le hago cosquillas y juego con ella para que vea (o sienta) que participo de ese momento tan placentero para ella.
    Otra cosa que intento (yo tengo suerte, tengo muchos parques y pequeñas zonas verdes donde vivo) es cambiar la ruta de los paseos, y tener unos minutos de órdenes y respuestas (siéntate, espera, tumbada, a dos patitas…) y también de mimos y premios, eh?.

  4. Si que es triste, que parece que seamos delincuentes. Parece que es más fácil multar y prohibir (de paso recaudan) que gastarse un poquito de dinero en habilitar zonas para perros.

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