Los parques para perros son la asignatura pendiente

Poco a poco, con cuentagotas, y no en todos los municipios, se van inaugurando algunos parques para perros. La experiencia de los últimos años, al igual que sucede con las playas con zonas delimitadas para perros son controvertidas: los que tenemos perros los aplaudimos y por fin tenemos un camino para evitar las multas por perros sueltos, mientras que otros sectores de la sociedad los critican.

Beneficios de los parques para perros
Las diferentes Ordenanzas Muicipales legislan sobre el manejo de los perros. Algunas son muy restrictivas (sin contemplar lugares ni horarios en los que los perros pueden estar sueltos), y en el mejor de los casos nos encontramos con horarios concretos en los que los perros sí pueden estar sueltos en determinados parques.

• Los parques para perros son el escenario en el que los perros hacen ejercicio. Es lo primero que «ve» el no introducido en el mundo canino. Los perros corren y juegan, hacen ejercicio, se cansan, y «molestan» menos en casa… Tiene mucho de cierto, los perros necesitan ejercicio físico, pero ese ejercicio no debería ser forzado (por ejemplo con lanzamientos compulsivos de pelota), y sí producto del juego con otros perros y personas. Que los perros jueguen entre sí es perfecto, que nosotros intervengamos también, pero la actividad excesiva genera estrés. Muchos perros con aparentes cuadros de hiperactividad canina ¡lo que necesitan es bajar el ritmo de salidas y lo que se hace en esas salidas! No todo en la vida del perro es estar suelto en el parque, un paseo con correa por un entorno tranquilo, rico en olores y siempre dejando al perro hacer uso de su olfato a su ritmo es una actividad muy relajante.

• Los parques para perros sirven para que los perros interactúen con otros de su especie. Y eso es completamente necesario. Como animales sociales que son, los perros necesitan estar en contacto con otros perros, olerse, conocerse, «caerse bien» y también «caerse mal». Exactamente lo mismo que hacemos los humanos. Y esto es muy importante en determinadas etapas de la vida, como sucede con los cachorros durante la socialización (en el parque los perros también conocerán humanos amables, a los que les gusta jugar, y eso es imprescindible para evitar problemas de reactividad en el futuro) El único problema es que no todos los perros están lo suficientemente equilibrados como para tratar con cachorros, pero eso se solucionaría con un poco de sentido común. En poco tiempo conocemos a los habituales del parque, los perros con los que los nuestros deben relacionarse, y los que no. ¡Ojalá prosperará el proyecto «perros amarillos»!

• Los parques para perros sirven también para las relaciones humanas. Y esos «grupos de parque» se reúnen según afinidades, será nuestra decisión formar parte o no de uno de ellos, pero lo cierto es que igual que hay grupos que no aportan nada a los perros (e incluso los perjudican) de esas reuniones pueden salir iniciativas muy interesantes como grupos de obediencia, afición por algunos deportes caninos, o simplemente juegos de olfato con los que divertirse perros y personas…

Pero claro, para que todo esto se cumpla, los parques para perros deben estar diseñados para el cometido que tienen. Disponer del espacio adecuado -seguro que has visto algún pipicán de dimensiones ridículas-, ser seguros (vallados o al menos lo suficientemente alejados del tráfico), y con la limpieza adecuada (y en eso todos nosotros tenemos mucho que aportar recogiendo siempre los excrementos de nuestros perros).

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