Cuándo educar al cachorro, la edad es importante

La vida es aprendizaje

Cachorro-educar

En nuestra convivencia con los perros cometemos muchos errores. Uno de ellos, extremadamente habitual, es esperar demasiado para educarlo (todos hemos escuchado alguna vez que a un perro no se le puede enseñar prácticamente nada hasta que no cumple un año. Así que nos limitamos a conseguir que haga sus necesidades fuera de casa, y raro es el caso en el que se establece un plan de enseñanza, ni siquiera de las órdenes básicas.

Cuándo empezar a educar a un cachorro...

El cachorro recién llegado. Un cachorrillo recién llegado está en el momento perfecto para empezar a “educarlo”: hacer sus necesidades en un espacio concreto, inhibir la mordida, quedarse solo y respetar las cosas que no son suyas. Estos cuatro puntos son esenciales y muy fáciles de enseñar al cachorro, siempre que actuemos desde el minuto uno de su llegada.

Ya sale a la calle, tiene tres meses. Es el momento de enseñar instrucciones algo más complejas: acudir a la llamada, estarse quieto y caminar al paso. Sólo son tres “aprendizajes”… pero conforman la base para un futuro adiestramiento y son imprescindibles para una mínima convivencia en el entorno urbano.

Tiene seis u ocho meses (en adelante). A partir de esta edad un cachorro ya es capaz de aprender prácticamente cualquier instrucción. Es cierto que para algunos aprendizajes asociativos complejos tendremos que esperar algo de tiempo, pero un perro de un año (especialmente si ha sido educado en su etapa de cachorro) puede aprender cualquier habilidad.

Ésa es una de las claves: si enseñamos al cachorro desde muy pequeño (aunque se trate de pequeños avances, no comportamientos complejos) estaremos sembrando para el futuro. Su mente será más activa y receptiva ante un entrenamiento o adiestramiento avanzado cuando tenga edad suficiente.

Las tres claves del aprendizaje:

  1. Nunca es demasiado pronto… ni demasiado tarde. Lo importante es querer enseñar al perro. Y si no te ves capaz, acude a uno de los muchos cursos o seminarios que se imparten cada fin de semana.
  2. El tiempo justo. Serán más productivas 10 sesiones de 5 minutos repartidas a lo largo de la semana, que una de 50 minutos de forma intensiva un día cualquiera. Hace falta método y paciencia. Un buen truco es “ir a clase” después de jugar con sus amigos (nunca antes). Así conseguiremos que se descentre menos.
  3. Educa en positivo. Si el perro no “aprende”… es porque algo hacemos mal nosotros, no él. Ponte en su lugar, piensa como un perro… y lo comprenderás. El error número uno del principiante es pensar que el perro tiene que pensar como un humano, y no al revés.

Y un anexo…

Un perro, al igual que una persona, aprende durante toda su vida. Debemos ser coherentes y no descuidar nuestro comportamiento ante perros que suponemos “ya educados”. La metáfora que dice que “un cachorro es un papel en blanco sobre el que escribimos” es muy cierta, pero no lo es menos que cuando el perro crece, podemos “emborronar” ese papel hasta hacerlo poco legible.

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