Del lobo al perro, una historia poco conocida (y II)

El buen salvaje y su mascota

Por: Eduardo de Benito.

Del lobo al perro, por Eduardo de BenitoHemos leído muchas veces la historia del buen salvaje que conmovido por los llantos de un cachorro de lobezno lo llevaba a su gruta, donde su mujer lo amamanta a sus pechos como si de un hijo se tratase. Aquel cachorro se convierte en un hermoso ejemplar de lobo, que domesticado acompaña al hombre en sus correrías cinegéticas, facilitándole la obtención de alimento gracias a sus habilidades predatorias y agudeza de sentidos. Transcurridos unos cientos o miles de años, poco importa, aquel lobo se transformaba en un hermoso pastor alemán, estrella de las exposiciones por su espléndido adiestramiento. El artífice de este milagro, el mago que convertiría a la alimaña en utilísima herramienta de caza, no era otro que el hombre aplicando la selección natural y las artes del adiestramiento.

¿Se puede sostener una teoría semejante? La posibilidad de que el hombre primitivo criara lobos de un modo similar a como nosotros criamos perros, seleccionando los apareamientos con criterios concretos y que mantuviese una población de tales lobos en cautividad es fantasiosa. Basta conocer la psicología del lobo para descartar toda posibilidad exitosa de adiestramiento. El camino que va desde el lobezno recogido por la tribu primitiva hasta el uso de ese lobo como compañero de cacerías es apropiado para una novela de Jack London, pero está muy alejado de la realidad. Quienes han criado un perro a biberón conocen los trabajoso de esta labor, tediosa y compleja al máximo, que exige mucha dedicación y entrega por nuestra parte. ¿Podemos imaginar al hombre prehistórico, que apenas tenía para comer y con su vida constantemente amenazada por temibles alimañas, perdiendo su tiempo en alimentar un cachorro de lobezno en vez de tostarlo en la hoguera y saciar su hambre con aquella tierna pieza? Y aún venciendo su apetito, ¿qué garantía tenía de que el lobezno al llegar a adulto no retornase al bosque siguiendo sus impulsos sexuales?

La Leyenda de Rómulo y Remo

La Leyenda dice que Rómulo y Remo fueron amamantados por una loba…

El lobo es sumamente más inteligente que el más inteligente de nuestros perros

Se pueden domar muchos animales salvajes, incluso jugar con ellos cuando son jóvenes, pero al llegar a adultos y sentir las primeras pulsiones sexuales se tornan salvajes e incontrolables. En los circos hemos visto con frecuencia espectáculos de leones y tigres que saltan por un aro de fuero y se sientan obedientes en una banqueta. ¿Por qué no hemos visto espectáculos de lobos adiestrados? Ni siquiera Rodríguez de la Fuente capaz de enseñar a sus lobos a sentarse a una orden o caminar a su lado sujetos por una correa. El lobo, a diferencia del perro, es inadiestrable y ello porque el lobo es sumamente más inteligente que el más inteligente de nuestros perros. Los lobos aprenden mediante la comprensión del problema, en tanto que los perros necesitan de la repetición para aprender una tarea.

¿Selección o evolución?

Es el momento de hacernos la pregunta clave: ¿quién domesticó al lobo? De perros domésticos nacen hijos domésticos, en tanto que los descendientes de animales salvajes domesticados necesitan un nuevo adiestramiento a cada nueva generación. Aquel lobezno que el hombre prehistórico domesticó y adiestró para cazar, biológicamente no habría traspasado a su descendencia su domesticidad. La teoría del hombre primitivo domesticando al peligroso lobo no se sostiene. Los rasgos genéticos se interrelacionan de maneras complejas, pero para que afecten a toda la raza deben seleccionarse simultáneamente en muchas líneas de sangre y no sólo en unos pocos individuos.

El cazador prehistórico tuvo que seleccionar entre cientos de lobos aquellos que mostraban actitudes más amistosas, criarlos entre sí aislando sexualmente sus lobos caseros del resto de la población salvaje y quedarse de cada camada los ejemplares más dóciles sacrificando los agresivos. Y tuvo que hacer esto durante decenas de años. Esto es la selección artificial basada en un único rasgo, aquí la “amistosidad” del animal. Algo poco creíble conociendo las condiciones de vida de aquellos hombres primitivos. Es inimaginable un hombre de las cavernas manteniendo un  redil con sus lobos domesticados, malgastando la escasa carne que caza en alimentarlos y determinando qué macho cruzar con qué hembra. Lo cierto es que el hombre no domesticó al lobo, lo hizo la propia Naturaleza. El perro no es un producto de la selección artificial sino de la selección natural.

El perro, producto de la selección natural

El hombre primitivo crea asentamientos cada vez más poblados, que generan un creciente número de desperdicios, como huesos, frutos podridos, semillas y sus propias heces. Un grupo de lobos comprueba que obtiene alimento con facilidad en el entorno de esos asentamientos, es bien conocida la aptitud ocasionalmente carroñera del lobo y que siendo carnívoro gusta de vegetales y frutas silvestres. Es más fácil alimentarse en un vertedero que cazando en el bosque y los lobos menos desconfiados con la presencia humana, aquellos cuya distancia crítica es menor, no dudan en hacer de tales vertederos su principal fuente de alimento. Cuanto más tranquilo fuese el lobo más eficaz carroñero resultaría, no malgastando energía nerviosa en huir al ver en la proximidad a los humanos. De este modo aparece una población estable de lobos menos tímidos que adquieren ventaja en los vertederos sobre los ejemplares más agresivos y ese rasgo se perpetúa por apareamiento. Es ésa la población que de un modo natural evoluciona hacia el canis familiaries, es el resultado de una selección natural.

Nuestras actuales razas caninas no descienden de esos lobos míticos, salvajes depredadores que nos gusta imaginar, sino de unos lobos dotados de un mayor equilibrio psíquico, emocionalmente más estables, menos tímidos, menos agresivos. Quizá menos míticos, más alejados de nuestras fantasías literarias, pero desde luego genéticamente preparados para triunfar al unirse simbióticamente con la especie humana.

5 comentarios en “Del lobo al perro, una historia poco conocida (y II)

  1. Es cierto, de más joven me gustaba leer las novelas de London, con aquellos lobos salvajes que eran sumamente inteligentes y tenían un corazón más noble que los malvados humanos que los querían matar y aquellos perros que convivían con lobos en una sociedad lobuna (o canina) donde el compañerismo, el sacrificio eran la norma frente a los humanos. Estupendo el artículo, te hace ver la realidad desde otro ángulo, seguramente menos heroico pero mas certero

  2. Ojo, que no estoy negando la nueva y mejor teoría de los lobos más sociables con humanos, con la que estoy de acuerdo. Sólo estoy en desacuerdo con esa idea de que los lobos son inadiestrables. Y con esto tampoco quiero decir que esté a favor de que haya quien quiera comprarse un lobo.

    1. Gracias por el aporte Jhonny. Tal vez no sean inadiestrables al cien por cien (el condicionamiento operante «funciona» en todos los seres vivos). Y no sabemos si el «lobo» del vídeo es un híbrido, tan de moda en EE.UU. (con bastantes problemas de agresión por cierto).
      Saludos!

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