Se puede exigir obediencia a través de la motivación, y no sólo de la obligación
Extracto de la documentación oficial:
“Primeras Jornadas de Adiestramiento del Perro de Familia“.
Por: Alfonso Espadas.
Para que haya una buena motivación debe haber antes una carencia. Inducir ese estado carencial no es muy aconsejable, pero sí aprovecharnos de las ya existentes (ciclos, estados de apetitividad) para que el perro consiga lo que quiere a través de nosotros.
Motivando comportamientos, haciendo que lo que pedimos al perro sea agradable (le guste) para él, conseguiremos un perro proactivo, que estará encantado de colaborar y trabajar con nosotros. El propio trabajo puede ser una motivación en sí, si dosificamos y reservamos nuestros refuerzos e interacción con el perro para los momentos de trabajo en su mayor parte.
Obligar conductas constantemente no es la forma adecuada de interactuar con el perro; si siempre obligamos, conseguiremos un perro reactivo, al que cada vez le gustará menos trabajar con nosotros.
Se puede exigir obediencia a través de la motivación y no sólo de la obligación, consiguiendo compromiso por parte del perro con ambas formas: A mayor motivación, menor obligación… y a menor motivación, mayor obligación. Tú eliges ¿motivas u obligas?