El dolor en los perros

Los medicamentos utilizados en humanos en ocasiones no sólo no serán útiles en los perros, sino que pueden llegar a ser peligrosos o tóxicos

El dolor en los perros.

Cuántas veces nos hemos encontrado con el problema de que nuestros perros no nos pueden decir qué les duele. Es habitual, y motivo de que nos encontremos con problemas avanzados…cuando el dolor se manifiesta o nos percatamos de ello. La primera regla es: Si notamos dolor en el perro… es que ya estamos ante «algo» de cierta importancia.

Clasificación y signos de dolor en los perros
Aunque los mecanismos del dolor en el perro son similares a los nuestros, la manifestación es diferente. Ellos son más «sufridos», y no manifiestan tan claramente el dolor, ni siquiera cuando es intenso.
Dolor leve, por ejemplo el producido por determinadas afecciones como cistitis u otitis puede pasar completamente desapercibido.

Dolor moderado, que se suele manifestar con vocalizaciones (lloriqueo, ladrido…), posturas en las que se protege la zona de dolor, o evitación de determinados movimientos.

Dolor grave, en el que además de lo anterior, el perro se aparta de nosotros (aún siendo muy sociable), evita el contacto físico, cambia la expresión facial y los ojos se tornan vidriosos y temerosos…

La teoría antigua
Hace años, se pensaba que la manifestación del dolor era un excelente camino para averiguar el origen de determinadas patologías. Afortunadamente, los tiempos han cambiado y los medios con los que cuenta la medicina veterinaria actual no justifican el mantenimiento innecesario del dolor en ningún animal.

La práctica actual
Los medicamentos utilizados en humanos son en ocasiones apropiados para los perros (ajustando la dosificación según nos indique el veterinario), pero en otros muchos casos no sólo no serán útiles sino que pueden llegar a ser peligrosos. En la actualidad existen medicamentos creados exclusivamente para perros (analgésicos, anti-inflamatorios…), teniendo en cuenta su metabolismo, y por lo tanto más eficaces y seguros, que nos permitirán que nuestro perro no sufra dolor. Eso sí, nunca automedicaremos al perro, ni siquiera si existiera experiencia previa con el mismo medicamento.

Revisión en casa
Los perros no se quejan con facilidad, y cuando lo hacen no sabemos si el dolor es realmente serio, así que siempre es mejor prevenir. Estos pequeños “controles” realizados de forma periódica nos ayudarán a evitar un buen número de problemas en nuestros perros, y nos darán pistas a la hora de acudir al veterinario.

– Control/limpieza de oídos. Sobre todo en razas de orejas caídas (golden retriever, cocker…) es frecuente que se den otitis. La limpieza exterior semanal con productos adecuados (antiadherentes de la cera, con contenido de ácido acetil-salicílico) previenen la mayoría de otitis. La limpieza debe ser superficial, sin invadir el interior del oído.

– Patas/pies. Sobre todo en primavera y verano, es muy importante controlar la presencia de espigas y cuerpos extraños en la zona interdigital, entre las uñas… Por supuesto, también cortes en las almohadillas y dolores en las articulaciones de los dedos.

– Signos de dolor durante la manipulación o el cepillado (articulaciones). Le movemos una pata y se queja, nos apoyamos en los cuartos traseros y rehúye… vigilar estas manifestaciones de posible dolor es importante.

– Glándulas perianales. Son difíciles de controlar, y no es necesario hacerlo semanalmente. Las apuntamos aquí como “recordatorio” para cuando vayamos al veterinario (que sea el profesional quien las vigile).

Detectar a tiempo el dolor
Detectar el dolor a tiempo es fundamental para evitar el agravamiento de lesiones. Un caso relativamente frecuente es el del perro con alguna lesión leve (por ejemplo una contractura en un músculo de una pata), que por evitar los movimientos que producen dolor, puede llegar a provocar lesiones de mayor importancia en las articulaciones de otra pata que utiliza para corregir el movimiento defectuoso.

Más información: Este documento de la Universidad de Zaragoza es utilizado por profesionales veterinarios, pero nos puede ser de utilidad para comprender mejor los mecanismos del dolor en los perros y cómo se evalúan.

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