Por: Lola Morales Ortega.
¿Alguna vez te has preguntado qué motivos pueden conducir a una persona a pasar de la preocupación por los animales abandonados a la acción? ¿Qué bulle en la mente de quien decide un buen día «hacer algo» por ellos?
Quizá sí o quizá no, de cualquier manera yo quisiera hacer una parada en el camino y dedicarle a ellos, aún sin conocerlos, un poco de espacio. Quien gasta parte de su tiempo y probablemente de su dinero en estas actividades debe ser sin duda alguien especial, quien una noche no es capaz de dormir tranquilamente porque sabe que a la mañana siguiente le aguarda una terrible experiencia y que tiene que afrontarla lo mejor que pueda: avisos de perros abandonados a su suerte en una parcela o en una edificación ruinosa, muchos muertos, otros plagados de pulgas y garrapatas deambulando en busca de comida y bebida, con la piel y el pelaje destrozados por el maltrato y el abandono, muchos de ellos galgos que han sido probados para la caza y al no cumplir las expectativas de sus dueños son abandonados (con suerte) cuando no «castigados» de manera imaginativa y vergonzosa para cualquiera que se digne llamar ser humano. Esas personas que se implican sacrificando incluso su vida social para tragarse la rabia y la enorme tristeza de ver a perros en condiciones increíblemente crudas, para pasar a la acción, recogerlos, cuidarlos, llevarlos al veterinario, buscarle hogares de acogida, quitarles el miedo, en resumen: convertirlos en seres con esperanza. Ellos y ellas, sin duda, están hechos de una madera especial.
¿Sabéis cual es una de las maneras más antiguas de conocer la madera que forja a un ser humano? Simplemente observando el trato que da a los seres más débiles, estos son a mi juicio: niños, ancianos y animales. Seres que bien porque aun no han alcanzado el desarrollo de la edad o bien porque precisamente la edad los lleva a una situación de dependencia, quedan en manos de los demás, y los animales, por considerarse que también dependen de nosotros. Pero depender no da carta blanca para tratarlos como basura ¿cuando se implantará esta idea en nuestra sociedad? ¿cuando dejaremos de ver montones de galgos vagando por los pueblos y campos, horrorizados, con heridas en el cuello, malnutridos?. Sinceramente no veo cercana la fecha, sin embargo algo se mueve y es gracias a la labor de todas esas personas que sacan tiempo de donde no lo tienen para asociarse, acudir al rescate de lo que para algunos son despojos que no sirven para cazar, galgos a los que se está permitido hacerles las torturas más inverosímiles que pondrían los pelos de punta a cualquiera que por primera vez se acerca a esta realidad de nuestro país, inconcebible realidad.
Ahora es época de caza otra vez, dentro de unos meses volverá la masacre un año más.
Desde aquí animo a la gente que, incombustible al desánimo y la crueldad que ven a diario, siguen haciendo su trabajo y difundiendo, bien dentro de una asociación o de manera individual. Gracias a ellos algunos animales podrán constatar de nuevo este año y el que viene que ser humano no es sinónimo de crueldad y saña, puesto que también los hay que dedican parte de su tiempo a mostrarles cariño, protección y descubrirles que existen humanos hechos de madera especial.
Si lees esta página y deseas descubrir la maravillosa aventura que puede ser compartir tu vida con un perro, por favor antes de comprar considera la idea de adoptar.