El estudio, publicado en la edición de enero de la revista Animal Cognition, ha encontrado errores en los perros cuando los guías tenían ideas preconcebidas erróneas, lo que demuestra que los animales se veían influenciados por el estado de ánimo de su compañero humano, o mejor dicho: por sus señales involuntarias. El perro interpreta el lenguaje corporal del guía.