Hace unos meses comentábamos los malos momentos por los que atravesaba el mastín tibetano. Una raza legendaria, que en sus orígenes se destinó a la guarda de los templos y monasterios tibetanos, aunque también de las casas, rebaños de animales y otros bienes e incluso de personas.
Este primitivo moloso es ahora conocido en todo el mundo, y los criadores occidentales se esfuerzan por conseguir mastines tibetanos que mantengan toda la tipicidad de la raza, pero con un carácter más amigable.
Se piensa que el mastín tibetano es una de las razas más antiguas que existen, y que ha dado origen a otras razas de mastines actuales.