El pasado mes de febrero conocimos el caso de Basco, un perro militar que ha sido sometido a un innovador tratamiento con células madre. Max, el protagonista de hoy, es un cruce de labrador y rottweiler de 11 años de edad. Cuando tenía unos pocos meses de edad fue atropellado, la fractura de su pata trasera derecha se corrigió mediante una aguja pero quedaron secuelas importantes con el transcurrir del tiempo: osteoartritis en tobillo y rodilla. Max lleva años con antiinflamatorios para poder soportar el dolor.