El timing, asociaciones, y las «meteduras de pata»…
Parece que esto del adiestramiento con clicker es la panacea que todos esperábamos: los perros aprenden cosas nuevas (no importa la edad), además progresan muy rápido, ¡y es una técnica englobada en el tan de moda «adiestramiento en positivo«! Pero claro, cuando te pones manos a la obra no todo es tan fácil, y precisamente algunas de sus virtudes se convierten en verdaderos contratiempos si no se respetan «las reglas del juego».
El clicker es una herramienta de adiestramiento extraordinaria, pero no es tan sencillo como aparenta
El clicker como «marcador de acontecimientos»
El clicker no es otra cosa que un marcador de acciones correctas. Como no existe entonación (el clicker siempre «suena igual») con un poco de práctica nos permite congelar literalmente el comportamiento deseado y fijarlo con una tremenda exactitud en el perro. Es fantástico, se pueden provocar situaciones (por ejemplo mediante el empleo de señuelos y guiado, «luring»), moldeando, encadenando. El límite está en la imaginación de cada uno, porque una de las mayores virtudes del adiestramiento con clicker es que el perro pasa de ser un animal pasivo a ser proactivo, él mismo busca comportamientos nuevos que hagan sonar la «cajita mágica». Pero claro… el error humano siempre está presente.
El timing, la clave
La capacidad de efectuar asociaciones que tienen los perros es simplemente asombrosa. En la Naturaleza es la forma de sobrevivir, y en el mundo civilizado también. El condicionamiento operante y su aplicación mediante técnicas de adiestramiento con clicker tiene una limitación en el caso de los perros, el timing. Nosotros los humanos somos capaces de esperar mucho tiempo los refuerzos: esperamos colas interminables para comprar las entradas de un concierto o entrar en la rebajas, esperamos un mes para cobrar el sueldo, seis meses para las «pagas extras», todo un año para las vacaciones de verano, y en algunas profesiones existen gratificaciones también anuales… Pero los perros no tienen la posibilidad de pensar tan a largo plazo, y nosotros no podemos «convencerles» de prorratear sus refuerzos. Por lo tanto, la extrema precisión del clicker debe marcar el momento exacto (y aquí exacto significa muuuy exacto). Los errores por precipitación o demora pueden conseguir resultados de lo más variopinto.
Algunos ejemplos prácticos
Hemos utilizado el clicker desde hace muchos años, pero sin grandes pretensiones. Fundamentalmente se trataba de afianzar y hacer fiable la llamada (un perro puede convivir en la civilización sin saber sentarse, dar la pata, subiéndose al sofá… pero la llamada es importantísima e incluso puede salvarle la vida). Así que nuestra experiencia fue que el clicker resultó perfecto para ayudarnos a que nuestros perros hicieran una llamada perfecta incluso con abundantes distracciones. Pero claro, en una llamada sin mayores aspiraciones no existe precisión, no importa si el timing es correcto al cien por cien. Al fin y al cabo si el perro viene, al guía que no aspira a nada más (como era nuestro caso) poco importa clickar que el perro acuda, que acuda y se siente en frente nuestro, que lo haga a un lado, que se quede a un metro de distancia o que se acerque a darte la pata. Lo importante es que venga ¡y lo hace!
Pero cuando deseamos reforzar acciones que exigen mayor precisión la cosa se complica (para nosotros, al perro le da igual la exigencia si nosotros lo hacemos bien).
Una anécdota: Después de asistir a un curso de clicker decidimos poner en práctica lo aprendido. Wendy, golden retriever de dos años y medio fue la «vícitima». Se trataba de hacer un «junto» perfecto en algunos tramos del paseo, pararse en los semáforos y sentarse al lado completamente pegada a la pierna izquierda esperando el cambio de color del muñequito…
Practicando… El «junto» resultó muy fácil. Guiado con comida, click alterno, alargando los tiempos, y voilá… Sentarse al lado tampoco tuvo mayor complicación (además pararnos en el bordillo es una señal corporal muy clara y el fin de la acera y cambio a asfalto es fácilmente identificable para el perro). Hasta aquí todo fue bien. Wendy aprendió su junto perfecto (un ejercicio muy útil para poder manejarse entre las terrazas que invaden la ciudad en cuanto la primavera avanza), no cruzar los semáforos tiene una utilidad evidente, y ambos comportamientos tienen algo en común: no exigíamos precisión extrema.
«El clicker, cuando se trata de acciones de cierta precisión, marca un instante exacto ¡para lo bueno y para lo malo!»
¿Saben mirar los semáforos?
Curioso. Sin dar ninguna instrucción Wendy sale andando cuando el semáforo se pone verde para los peatones. Vale que los perros son muy inteligentes, y que Stanley Coren afirma que el golden retriever está en el top 5 de mentes caninas privilegiadas, pero esto es demasiado ¿no?
No, no sabe mirar los semáforos. Pero sí sabe que cuando suenan los tonos que los semáforos tienen para peatones invidentes, nosotros salimos andando. Sonido del semáforo (no color del semáforo) y continuar el paseo es una asociación que los perros efectúan de forma espontánea. Bueno, tampoco es tan grave, unas pocas repeticiones sin hacer caso a los semáforos (esperando 10 segundos es suficiente), incluir una nueva señal para continuar el camino y listo. ¡Prueba superada!
Pero ¿que pasó con el «junto pegado» mientras Wendy estaba sentada esperando el semáforo?
Pues también lo conseguimos, claro que sí… pero apareció una asociación que no estaba prevista: Wendy se pega completamente a la pierna ¡bien!, hasta el punto de que pisa con su pata delantera derecha nuestro pie izquierdo (o el derecho si está más cerca)… Y es que en algún momento el clicker marcó pisar el pie como la acción deseada ¡Y Wendy lo entendió así! El pie pasó a convertirse en un target. Ahora llegamos a un semáforo y los peatones se quedan maravillados de semejante alarde de obediencia, pero no se dan cuenta de un «pequeño detalle» ¡en forma de pisotón perro-hombre!
¿Y ahora qué?
No deja de tener su gracia, es una anécdota como otra cualquiera ¡Y el «junto» no podía serlo más! Lo bueno es que el adiestramiento con clicker permite evolucionar los comportamientos e ir cambiándolos hacia lo que deseamos. Ahora «toca» no clickar cuando pise el pie, hacer click con un «junto» un poco menos exigente, y procurar no equivocarnos en el timing y las asociaciones que puedan surgir alrededor.
Lo importante es aprender la lección: El clicker, cuando se trata de ejercicios o acciones de cierta precisión, marca un instante exacto ¡para lo bueno y para lo malo! Es más, en realidad el clicker siempre marca «algo» muy concreto, aunque se trate de una acción que dure un cierto tiempo. En esta ocasión no tiene ninguna importancia, pero si algo no va como esperabas no mires hacia el perro, un espejo te dará la solución porque el problema siempre está en nosotros.
Vale que tener un cierto control en el perro es básico, más que nada por seguridad de él, que está en un ambiente que no controla, coches, motos, etc., pero no me acaba de gustar el clicker porque creo que no dejamos a los perros que sean eso, perros, porque con el condicionante del clicker, el perro está obsesionado por hacer las cosas bien, que suene ese sonidito que quiere decir premio y se olvida de ser él mismo, para ser el «esclavo de acciones» del guía o dueño.
En mi opinión, creo que debemos comunicarnos con nuestros perros de una manera más natural.
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Me encanta este articulo : )
me hace reir porque reconozco lo facil que es meter la pata con nuestros perros.
Es una experiencia real en primera persona, que no deja de tener su gracia, pero que da mucho que pensar sobre NUESTROS errores.
Saludos.
Vale que tener un cierto control en el perro es básico, más que nada por seguridad de él, que está en un ambiente que no controla, coches, motos, etc., pero no me acaba de gustar el clicker porque creo que no dejamos a los perros que sean eso, perros, porque con el condicionante del clicker, el perro está obsesionado por hacer las cosas bien, que suene ese sonidito que quiere decir premio y se olvida de ser él mismo, para ser el «esclavo de acciones» del guía o dueño.
En mi opinión, creo que debemos comunicarnos con nuestros perros de una manera más natural.
Saludos