Cómo no caer en la trampa de los cachorros de granja

Consejos para luchar contra el tráfico de cachorros

Consejos para luchar contra el tráfico de cachorros, pistas para identificar el tráfico ilegal, papeles y certificados oficiales...

Lo hemos visto ayer mismo con la «Operación Pulgas», la importación ilegal de cachorros sigue produciéndose. Son cachorros criados en granjas, sin ningún control, convertidos en mercancía camino de las tiendas (si sobreviven al viaje) a la espera de que alguien los compre. El tráfico de cachorros desde los países del Este (o de otros orígenes, incluso de aquí mismo, en España) existe porque hay una demanda, así de sencillo. En muchos casos (la mayoría) esta demanda se produce por ignorancia de los compradores, por eso -si estás en esa situación de «buscar cachorro»- por favor, ten en cuenta estos consejos:

1. Nunca comprar un cachorro por impulso. La primera opción siempre debe ser adoptar, si por algún motivo no se encuentra lo que se busca en las protectoras, el siguiente paso es acudir a un criador especializado en la raza.
2. «Especializado en la raza» es incompatible con vender muchas razas diferentes. Hay criadores que dedican sus esfuerzos a dos, tal vez tres, razas, pero no más. Desconfía de los multi-raza.
3. Información. Conseguir referencias de un criador concreto es tan fácil como preguntar a Google una frase similar a «opiniones nombre-del-afijo». Mejor aún sería acceder a información de primera mano: foros de razas concretas, o páginas de Facebook son un buen recurso.
4. Paciencia. Los cachorros no son productos de una fábrica (algunos sí, los que provienen de importaciones ilegales, pero se trata precisamente de luchar contra este tráfico). Es muy poco probable que el criador elegido tenga cachorros disponibles justo en un momento concreto. Habrá que esperar.
5. Las gangas no existen. Hay anuncios que llaman la atención con frases del tipo «cachorros de raza X, por sólo 100 euros y te lo enviamos a casa». La aritmética no engaña, Una camada conlleva una serie de gastos importantes, que se repercuten en el precio. No pagas por el cachorro, pagas por los desplazamientos a las exposiciones o eventos, por el semental, los gastos en veterinaria, la alimentación de los progenitores durante todo el año… Un criador responsable no hace negocio, disfruta trabajando por su raza.

Si en tu búsqueda de cachorro te encuentras con un caso de tráfico de cachorros… denuncia a Seprona

Pistas para identificar el engaño
«No se puede ver a los padres, no los tengo aquí ahora»… Sospechoso. No es excluyente, pero siempre es mejor poder conocer a los padres de los cachorros (lo primero para comprobar que existen, y también observar el estado en el que se encuentran, el carácter… -el miedo tiene una importante heredabilidad-).
«Los padres están libres de enfermedades genéticas». Todos tenemos buena fe… hasta que la perdemos. Los controles sobre enfermedades de transmisión genética deben estar respaldados por un organismo oficial (por ejemplo AVEPA), si no es así (si no te muestran radiografías o certificados oficiales, es como si no existieran).
«Se envían a todas partes de España por transporte X». No conocemos ningún criador responsable que venda un cachorro sin cerciorarse que va a la familia apropiada. Si te lo envían como si estuvieras comprando un reproductor de DVD en una tienda on-line… algo no cuadra.
«La cartilla no está completa, no tiene sellos, es que las vacunas se las pongo yo…». Digamos que es una «alarma moderada», pero es importante vigilar la cartilla de vacunación. Algunos criadores realizan esta práctica y los perros están vacunados, mientras que algunos «piratas» -como los recién desarticulados en la «Operación Pulgas»- ofrecen cartillas aparentemente reales, pero falsificadas.
«Ya tiene el chip puesto». Puede ser que lo tenga por otros motivos… pero en principio es una señal de alarma que debemos tener en cuenta (perros importados legalmente, pero que pueden proceder de granjas de cachorros).
«Tiene un precio, pero con pedigrí otro más caro». Sospechoso, un criador con su afijo reconocido en la RSCE tiene a sus camadas inscritas en el LOE ¿cómo va a cobrar más por «tener pedigrí»?

Papeles necesarios
Bien, ya hemos encontrado el cachorro que deseábamos. Hemos esperado tiempo, pagado una suma considerable ¿qué nos debe proporcionar el criador?
Cartilla veterinaria (o pasaporte), con las vacunas al corriente y sellada por un veterinario colegiado. Ante cualquier duda siempre podemos llamar al veterinario para comprobar los datos.
Inscripción en el LOE. Casi con seguridad no nos lo entregarán en el momento (va asociado al chip y el cachorro no lo tiene todavía). El Libro de Orígenes Español de la RSCE es el único oficialmente reconocido. Cualquier otra «asociación» o «canina» no puede emitir pedigrís oficiales.
Garantía por escrito contra enfermedades ocultas (infecciosas) y hereditarias.
Factura, o al menos un recibo que refleje el importe, concepto y fecha.

Una última recomendación: Si no confías plenamente en el criador y te quedan dudas, para tener unas mínimas pruebas ante una posible reclamación, no está de más comunicarse con el criador por e-mail y conservar todo el histórico de conversaciones con respuestas sobre el precio, garantía, papeles… En una reclamación nos pueden ser útiles.

Y si en tu búsqueda de cachorro te encuentras con un caso de tráfico de cachorros… No gires la cabeza, denuncia a Seprona. Entre todos podemos acabar con esta lacra.

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3 comentarios en “Cómo no caer en la trampa de los cachorros de granja

  1. los que tienen que acabar con esta lacra son las protectoras de animales y las verdaderas asociaciones caninas de españa y los jueces, que denunciar se denuncia pero se continua con la venta de cachorros y con la falsificacion de pedigree por varias asociaciones caninas y veterinarios por que no hacen nada los del colegio de veterinarios este es el juramento Veterinario :

    Habiendo sido admitido a la profesion de medico veterinario juro solemnemente usar mis conocimientos y habilidad para el beneficio de la sociedad protegiendo la salud animal impulsando los recursos de la ganaderia y la avicultura aliviando el sufrimiento de los animales y contribuyendo a mejorar la salud publica y el progreso de las ciencias medicas.
    Juro ejercer mi profesion con conciencia dignidad y lealtad manteniendo los principios eticos de la medicina veterinaria y reconociendo la obligacion de continuar mejorando mis conocimientos y aptitudes mientras ejerza esta noble profesion…ahora los veterinarios que han sido detenidos por falsificacion de documentacion en la venta de cachorros ¿por que siguen ejerciendo y siguen estafando ?……..

    1. Hola «yo». En nuestra opinión, el camino para acabar con el tráfico de cachorros es la información. Por lo general caen en la trampa personas con la mejor de las intenciones, pero que ignoran el problema que se esconde tras un cachorrito en una tienda. Por eso la información es muy importante. Y denunciar, porque cada red desarticulada es un pequeño paso adelante.
      Saludos.

  2. A mí me han estafado con el asunto del pedigree y han jugado con la vida de una perra inocente. La historia que que voy a contar va a ser algo larga y no deja de ser como una película, por desgracia llena de tristeza. Pretendo concienciar a otras personas sobre la realidad del negocio clandestino de perros. Y de paso si hay alguien que me pueda asesorar en asuntos legales, se lo agradecería mucho.
    En septiembre de 2008 murió de madrugada con casi 11 años mi pastor alemán y todos lloramos por él. Yo tenía 20 años y crecí con él y me afectó tanto que no paraba de llorar. Además, uno difícilmente acepta la muerte a esa edad. Mis padres fueron a agenciar el mismo día un cachorro de la misma raza en la tienda de Bierzoo que había en el Centro Comercial de Carrefour de Pontevedra. El anterior perro nos lo habían regalado. Mis padres fueron a comprar otro perro al instante porque creían que así me consolaría. Yo claro que quería cuidar de otro perro, pero aún no estaba preparado durante ese tiempo para tenerlo porque estaba viviendo mi duelo y mis pensamientos estaban aún con el otro perro y tenía miedo de olvidarme de él. La cachorra llegó 3 días después y la recogimos en la tienda. Cuando la vi no pude contener las lágrimas acordándome del otro perro, pero la iba a querer igual. En la compra de la perra iba incluido su pedigree, que todavía no lo habían tramitado y había que recogerlo más tarde.
    El duelo de mi otro perro lo fui superando gracias a un ejercicio que se me ocurrió y que recomiendo hacer a todo el mundo. Simplemente me dediqué a escribir en el ordenador la historia de su vida con todos los momentos y sucesos que vivimos, y también sobre su carácter y sus manías. Así no tendría miedo de olvidarme con el paso del tiempo de cómo fue él. Además organicé todas las fotos y sus vídeos creando un álbum. Todo esto también lo hice con los dos perros que tuve después.
    Entrando en materia. La nueva perra, a la que llamamos Amuk porque era el nombre que tenía en su cartilla y nos gustó, nos llamó la atención porque al principio parecía muy asustada y no se movía mucho. Era como si estuviera algo traumatizada. Cierto que los cachorros suelen estar tristes al separarlos de su madre, pero aquello era diferente. Mi madre incluso llegó a observar que parecía que le molestaba la luz. Según ella era como si la hubieran tenido en un lugar oscuro.
    Pese a ese trauma inicial la perra fue creciendo en los siguientes meses y su carácter se volvió más alegre, juguetona y también mordedora, lo habitual de los cachorros. La paseábamos y le dábamos sus cuidados. Llegué a aceptarla pronto como un nuevo miembro de la familia sin miedo de olvidarme del anterior y sin pensar que estaba para sustituirlo. Me encariñé mucho con ella y viví muy buenos momentos que siempre recordaré. Al cabo del año y medio le apareció un pequeñito bulto que observé que tenía en lo más profundo del paladar y con una coloración distinta al resto de la boca.
    La llevamos al veterinario y mi padre ya de primeras por su forma de ser minusvaluró la situación diciendo que lo más seguro era que se hiciese daño al agarrar un palo, como haciendo el diagnóstico. La veterinaria no debía ser muy experta y la veía muy insegura y dudando. Como no tenía dominio de la situación, ella se dejó llevar por la opinión de mi padre y dijo de que la observáramos y que si seguía creciendo, la lleváramos de vuelta. Para mí, aquello fue la oportunidad desperdiciada para actuar rápido y salvarla.
    Unas semanas después yo observaba que el bulto seguía creciendo y la llevamos de nuevo. Le cogieron una muestra y la enviaron a Barcelona al anatomopatólogo. Tardamos dos semanas en saber los resultados. Recuerdo que era un viernes de primavera por la tarde y hacía buen día. Algo que para ser el norte de España animaba a la gente a estar en el exterior y a sentirse alegre tras el duro invierno. Pero mi padre me dijo al verme y de la forma más directa y fría posible: «La perra tiene cáncer. No tiene curación y hay que sacrificarla». Me saltaron las lágrimas inmediatamente al oír esas palabras. Ya de por sí la vida de un perro es corta como para que ocurra algo así a tan temprana edad. Ella no se merecía tener esa injusticia de la naturaleza y todavía tenía muchos años de vida por delante para disfrutar. En el informe ponía «Carcinoma infiltrativo con riesgo de metástasis».
    Insistí a mis padres que había que hacer todo lo posible para curarla. La llevamos al hospital veterinario Rof Codina en Lugo. Pese a contarles la urgencia del caso, nos citaron para dos semanas más tarde. Cuando fuimos ahí y le hicieron todas las pruebas, nos dijeron que no era posible curarla. Unas semanas más tarde la llevamos a una Clínica Veterinaria muy especializada en Pontevedra. El profesional la revisó y tras consultar con otros profesionales de toda España, ya que su caso no era muy común, dijo que el cáncer era inoperable. El sitio en el que estaba había una red de vasos. La operación era de muy alto riesgo y lo más probable era que muriese en la misma por sangrado masivo.
    Amuk estuvo con nosotros bastantes semanas. Ella no era consciente de lo que tenía y hasta el momento no estaba sufriendo por ello. Hacía vida normal y estaba alegre. Yo decía a mis padres que aún no era el momento de acabar con su vida e iba alargándole una semana más la vida. Hasta que finalmente mis padres cogieron el toro por los cuernos y la llevaron a sacrificar el 1 de junio de 2010. Yo me negué porque todavía no estaba mal.
    El caso es que mientras Amuk estaba viva nosotros pasábamos por la tienda de animales de vez en cuando para preguntar por el pedigree y nos daban largas de que aún no estaba listo. Ya sospechábamos que había chanchullo, y aún más por lo que sufrimos por ella. En 2010 la tienda pasó a pertenecer a Kiwoko, aunque las empleadas eran las mismas. Mi madre se fijó en un nombre junto al de la perra en el libro de registros y pensó que era el del criador original. Después de muerta, continuamos preguntando por el pedigree. Jamás dijimos que esa perra ya había fallecido. Dos meses después nos dieron el supuesto pedigree, y vimos que nos estuvieron tomando el pelo. Aparecía como nombre un criador de Madrid, cosa que no era posible porque la primera consulta veterinaria un mes antes de comprarla fue hecha en Galicia. Además era un papel fotocopiado y no ponía el nombre correcto de la perra. En vez de Amuk ponía Anek y aparecía tachado con y con el nombre correcto puesto al lado a mano.
    Mis padres por su forma de ser quisieron enterrar el asunto y que yo pasara página, pero yo no aceptaba que se dedicaran a jugar con la gente, y sobre todo, con los animales de esa manera. Y me propuse averiguar la verdad sobre los orígenes de Amuk. Pocos meses después conseguí el número de teléfono de la persona que mi madre vio y la llamé para explicarle el asunto del pedigree. Parecía una persona muy amable, responsable y muy dispuesta a explicarte las cosas. No podía culpar de lo que le sucedió a Amuk por el trato que me estaba dando. Parecía un profesional de la crianza y que los trataba bien. También me contó que dejó de comercializar con Bierzoo porque dejaron de pagarle. Me dijo que si le pasaba los datos, él me hacía el pedigree. Simplemente pensé que lo de Amuk debió ser mala suerte. Así que me olvidé del asunto, pero no de ella. En cierto modo así podría concentrarme con los estudios y la vida ajetreada que llevaba.
    Recientemente acaba de morirme el tercer perro, de anciana. Ésta fue comprada al poco tiempo por mis padres yendo en persona a un criador. Esta vez el luto lo llevo mucho mejor y después de lo que le ocurrió a Amuk, no puedo quejarme. Tras hacer el ejercicio de escribir sobre ella y organizar sus fotos, quise recordar a los dos perros anteriores. Al repasar las fotos de Amuk, sentí que todavía quedaban cosas pendientes por resolver. Realmente nunca pude llegar a demostrar que ese criador fuera el de Amuk. Ahora que yo soy más adulto, más espabilado y entiendo más los temas burocráticos, comencé a investigar de nuevo.
    La tienda de Kiwoko de Pontevedra cerró y ya me era imposible conseguir información del pasado. Se me ocurrió intentar averiguar quien fue el criador preguntando al veterinario que atendió a Amuk por primera vez. No encontraba su clínica y para conseguir el número llamé al Colegio de Veterinarios de A Coruña. Lo llamé y me contó que él era un veterinario que no tenía clínica, sino que iba por las granjas de la zona. Le pregunté si recordaba haber revisado a una cachorra de pastor alemán el 26 de agosto de 2008 y tras hacer memoria, me dijo que él de vez en cuando se pasaba a revisar las camadas de un criador de la localidad de Laxe. Y él era la única persona con la que trataba esa raza de perros desde hacía muchos años. Tuve que decirle que estaba interesado en contactar con él porque quería comprar un cachorro. Me dio el nombre y el número.
    Investigué sobre esa persona y no está dado de alta como criador profesional. Se dedica principalmente a otra actividad, pero parece criar perros de forma doméstica para ganarse un extra de dinero. Llamé y cogió una persona que intuyo que era su madre. El veterinario me había dicho que se dedicaba a criar él junto a sus padres. Pregunté disimuladamente si se dedicaban a criar perros. Tras decirme que sí, yo pregunté si tenían cachorros de pastor alemán. Ella me dijo que sí se dedicaban a esa actividad, pero que tendría que esperar 6 meses para la siguiente camada. Cuando hablé con el veterinario, me había dicho que justo acababan de tener una camada esos días. Yo le dije que la llamaría más adelante interesándome por uno y me confirmó que el sitio quedaba en Laxe.
    Mi intención es ir allí en el momento debido y ver las instalaciones con mis propios ojos. Pero de ver algo irregular, como muy probable que sea, me gustaría hacer algo para evitar que sigan jugando así con la vida de los perros y tenerlos como máquinas de fábrica en unas condiciones deplorables. No me podrán devolver a Amuk, pero podría evitar que otros sigan pasando por lo mismo.
    Con respecto al criador que figura en el falso pedigree, se llama «Emilio Goyanes Rivero». (Me permito decir aquí su nombre porque es el que aparece en un documento supuestamente oficial). Estuve investigando sobre él y no hay constancia de que es un criador. Es más, lo que aparece de él es que es un empresario y uno de los altos cargos que dirigen Kiwoko. Todo esto es otra prueba de que hubo chanchullo con el pedigree. Además este papel que no deja de ser una fotocopia, fue expedido por la Federación Cinológica Española. Ya me dijo un criador de fiar que dicho organismo no es oficial y que es una casa de ladrones donde se tramitaron muchos pedigrees con enchufismo durante mucho tiempo. También me contó que muchas tiendas compraban animales muy baratos a criadores sin licencia y los vendían a más precio y diciendo que tenían pedigree sin soler dar esto último. Y si los clientes se ponían pesados solicitándolo, se ponían a tramitar documentos falsos.
    Sé que en muchos sitios de España ya no se venden perros en las tiendas. Me alegro por ello. También sé que Kiwoko promociona mucho la adopción de animales, algo con lo que me identifico aunque no he podido poner en práctica todavía. Pero desconozco si antes de aparecer esa ley Kiwoko tenía esa misma política o se dedicaba a comercializar con ellos como hacía Bierzoo. De todas formas, el hecho de falsificar el pedigree de esa manera no estuvo bien y el fomentar la crianza clandestina tampoco.
    Quisiera que me aconsejarais de qué manera yo puedo manejar toda esta estafa y a quien puedo recurrir para que investiguen todo. ¿Habría alguien que pudiera tomarse todo esto de forma seria? No es tener el pedigree en condiciones lo que me importa, sino todo lo que descubro que hay detrás de él. Quiero hacer justicia tanto por Amuk como por los demás animales que aún a día de hoy se siguen comercializando por la puerta de atrás sin ningún tipo de regulación.

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