El líder del perro Vs. el líder del humano

Las teorías de Daniel Goleman

Hombre y perros, para aprender, trabajar, motivarnos, sólo necesitamos estar situados emocionalmente entre el aburrimiento y el estrés.

Daniel Goleman es el gurú de la llamada inteligencia emocional, de hecho se le podría calificar como el «padre» de ese concepto: La importancia de las emociones en las relaciones interpersonales y laborales, cómo afectan a las personas y cómo se puede influir en ellas es una ciencia en sí misma. Volviendo a Daniel Goleman, es psicólogo, especialista en ciencias de la conducta (a cuyo estudio ha dedicado toda su vida), y autor de «Inteligencia emocional», un best seller de obligada lectura que se ha convertido en libro de cabecera de infinidad de ejecutivos y directivos de todo el mundo.

Y esto… ¿qué tiene que ver con los perros?
Puede que nada… o mucho. En realidad Goleman no menciona a los perros y sería un atrevimiento imperdonable por nuestra parte intentar resumir sus teorías, pero si comenzamos por declaraciones como «El estado de ánimo del líder influye en el rendimiento del resto», «El líder debe mantener a su equipo entre el aburrimiento y el estrés» o la importancia que da al lenguaje corporal el propio Goleman en sus conferencias… Entonces empezamos a comprender que la relación entre la inteligencia emocional humana y la inteligencia emocional canina es mucho más cercana y estrecha de lo que pensábamos ¿verdad? Al fin y al cabo, si nosotros somos los líderes (término demasiado devaluado en el mundo canino por desgracia) tenemos la capacidad (y la responsabilidad) de influir positivamente en nuestro equipo, aunque sea un «equipo» de un solo miembro.

Del aburrimiento al estrés…
Un problema frecuente al que se enfrentan los especialistas en conducta canina es que los perros (según sus dueños, claro) «no aprenden». Tal vez se trate de algo tan sencillo como una obediencia básica, las mínimas pautas para convivir en un entorno humano… o puede que ese mismo problema se lo encuentre alguien que se dedica a alguna actividad deportiva con su perro. Y el problema en la mayoría de ocasiones es que no respetamos esa máxima: «Para obtener el máximo rendimiento -porque se produce una estabilidad emocional-, se debe situar al individuo -al perro también- entre el aburrimiento y el estrés».

Al final, no es tan raro que el hombre eligiera al perro como compañero desde hace miles de años. No somos tan diferentes

El aburrimiento en el perro
La falta de motivación (interna o externa, eso sería otro tema demasiado largo para hablar de él ahora) es responsable del aburrimiento, y produce falta de interés en el perro hacia las actividades que deseamos. ¿Qué podemos esperar de una reunión de perros, y dueños, en el parque si se dedica este tiempo a hablar de tiendas, de fútbol o de cualquier otra cosa? Dejamos de ser interesantes para él, se aburre, y busca otras actividades ¿qué tal husmear en la basura del bloque de pisos de enfrente? ¿O ir a ver a esa perrita tan mona del parque de al lado? Ni siquiera acudirá a la llamada ¿para qué, para seguir rumiando un palo a nuestros pies? Definitivamente para él hay cosas mucho más divertidas.  «No aprende».

El estrés en el perro
Ahora pongámonos en la misma tesitura. Estamos en el parque, pero animados por los programas de televisión de pseudoadiestradores, un par de libros y alguna web, nos disponemos a conseguir que nuestro perro se convierta en un perfecto robot de circo. Exigimos, exigimos y volvemos a exigir.  Correcciones, castigos y ausencia de refuerzos. O puede que no, que seamos políticamente correctos y empleemos el tan de moda «adiestramiento en positivo», pero sin criterio, sin comunicación con el perro, sin vínculo, emitiendo señales contradictorias… Y volvemos al principio de los postulados de Goleman: no tenemos en cuenta el estado emocional del perro, y ni siquiera aportamos un lenguaje claro: El perro no entiende, se frustra, alcanza el umbral de estrés porque no ha recibido ninguna formación previa para tolerarlo… Se inhibe, no ofrece comportamientos espontáneos, sólo evita y, curioso, obtenemos el mismo resultado… «No aprende».

Al final, no es tan raro que el hombre eligiera al perro como compañero desde hace miles de años. No somos tan diferentes: para aprender, trabajar, motivarnos, sólo necesitamos estar situados emocionalmente entre el aburrimiento y el estrés.

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Un comentario en “El líder del perro Vs. el líder del humano

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