Los perros se «contagian» de los bostezos humanos

La empatía social en el perro

Los perros empatizan con el ser humano, lo han demostrado científicos de la Universidad de Lund.

En el estudio de la Universidad de Lund, Elainie Alenkær Madsen, Ph.D., y Tomas Persson, PhD, analizaron el comportamiento de 35 perros en Dinamarca. Los perros tenían edades comprendidas entre cuatro y catorce meses: Y sí, en las sesiones de juego del experimento los perros nos imitaron, cuando un ser humano bostezaba repetidamente sólo los perros por encima de los 7 meses de edad mostraron evidencia de contagio del bostezo.

Empatía social… como en los humanos
El bostezo contagioso no es sólo un signo de la somnolencia o aburrimiento. Otras investigaciones anteriores han demostrado que el contagio del bostezo en los humanos, los chimpancés adultos, babuinos y perros (ver estudio anterior en perros de la Universidad de Oporto), y sugiere que puede ser evaluado como una medida de la capacidad de empatizar.

El contagio de los bostezos a una determinada edad es similar al de los seres humanos: los niños por lo general comienzan a bostezar por contagio a la edad de cuatro años, cuando una serie de habilidades cognitivas, tales como la identificación precisa de los demás y de las emociones comienzan a manifiestarse. Una interpretación que Madsen y Persson sugieren es que los resultados reflejan un patrón de desarrollo general, compartido por los seres humanos y otros animales en términos de empatía afectiva y la posibilidad de identificar las emociones de los demás. Dado

Es una capacidad compartida por seres humanos y otros animales en términos de empatía afectiva y la posibilidad de identificar las emociones de los demás

Que el bostezo contagioso puede ser una respuesta empática, los resultados sugieren que la empatía y la imitación se desarrollan lentamente durante el primer año de vida de un perro. De igual modo, en el estudio se refleja cómo el bostezo transmite tranquilidad a los perros (es una conocida señal de calma).

• Más información: Universicad de Lund. El estudio está publicado en el número de noviembre de la revista Animal Cognition.

Vídeo de noticia y experimento:

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