Una círculo vicioso
Sí, se puede «des-socializar» a un perro, y sucede de forma mucho más habitual de lo que parece. Un cachorro normal, feliz, que es mal manejado por sus dueños a medida que pasan los meses es un perfecto candidato a un perro problemático, «des-socializado»… pero se puede solucionar.
El cachorro que deja de ser cachorro
Todos lo hemos visto en infinidad de ocasiones: un precioso cachorro que juega con otros cachorros en el parque durante horas. Cualquier excusa es buena para sacarlo a la calle y que disfrute (y de paso librarnos de los pises y lo que no son pises en casa)… Pero el cachorro crece, se diluye la ilusión, el perro adolescente ya no sorprende, y además sus esfínteres formados soportan perfectamente muchas horas sin escapes. Poco a poco el cachorro sale menos veces, y menos tiempo. Los otros cachorros con los que jugaba también han crecido, cambian sus horarios y se va perdiendo el contacto con la «pandilla». Caldo de cultivo perfecto para que esa socialización perfecta (ese imprinting de las primeras semanas de vida es muy sólido, pero no infalible ni perenne) se pueda diluir. Con suerte será un perro normal, tal vez algo triste o destrozón en casa, pero sin mayores problema en el corto plazo, pero tal vez se este «des-socializando».
Hay que permitir que los perros interactúen con otros perros, y a veces ¡hasta que se enfaden! Los adolescentes desarrollan así sus habilidades sociales
Hay que permitir que los perros interactúen con otros perros, y a veces ¡hasta que se enfaden! Los adolescentes desarrollan así sus habilidades sociales