Bozal para perros: mejor «en positivo»

El bozal como medio para garantizar la seguridad

El #bozal es un elemento de seguridad muy importante (cuando no obligatorio). Hacérselo fácil a nuestros #perros es muy sencillo (vídeo).

Aunque también por «obligación», o mejor dicho por legislación. El caso es que el bozal pude ser necesario por varios motivos pero siempre con un fin: garantizar la seguridad de otros (animales o personas). La legislación marca que los llamados perros potenicialmente peligrosos deben llevar bozal siempre que se encuentren en lugares públicos, pero además lo podemos necesitar para garantizar la seguridad durante la rehabilitación de un perro con problemas de agresividad, o simplemente para una cura dolorosa en el veterinario. Sea como fuere, incluso con perros en los que jamás pensaríamos utilizarlo, que nuestros perros estén acostumbrados al bozal nos puede evitar problemas si lo necesitamos.

Habituando al bozal… o positivizando el bozal
Esisten muchos tipos de bozal, pero sin duda ninguna, los mejores bozales serán aquellos que permitan al perro una cierta movilidad en la mandíbula (como mínimo jadear y beber). Si el uso es puntual (por ejemplo para una visita al veterinaro de unos pocos minutos) lo cierto es que nos servirá cualquiera, pero en un un uso prolongado un bozal debe ser cómodo.

Pero además de serlo tiene que parecerlo (o parecérselo al perro), el perro debe sentirse cómodo con el bozal, nunca entenderlo como un castigo que limita sus movimiento, y es un proceso mucho más sencillo de lo que se piensa. En muy pocas sesiones un perro cualquiera estará  cómodo con el bozal. El problema es que con frecuencia se actúa simplemente habituando al perro al bozal lo que complica y ralntiza bastante el proceso al no haber existido previamente una positivización del bozal.

[pullquote]El bozal no debe ser un estigma para el perro, simplemente es un medio de seguridad como lo es un casco para un ciclista[/pullquote]

Positivizar el bozal es simplemente asociarlo a cosas buenas. El bozal pasa a convetirse en una señal de acontecimientos positivos. Al principio del proceso se premian las aproximaciones, después los targets más o menos mantenidos, y poco a poco se va avanzando. Cuando el perro ha asociado el bozal con algo positivo (o por lo menos a algo que no es malo), llega el momento de la habituación, comenzando por sesiones de segundos o minutos, para poco a poco ir prolongando el tiempo de uso del bozal. En sólo unos días, cualquier perro se habrá acostumbrado, del mismo modo que lo hizo cuando era cachorro a llevar arnés o collar.

Vídeo paso a paso: positivizar el bozal:

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