Aprender a conducir (después de la autoescuela)

Tres opciones, elige la que prefieras

Aprender a conducir (después de la autoescuela). Una lección que tenemos que aprender para tratar con perros.

Vale, en esta ocasión apenas hablaremos de perros (o tal vez sí), pero estas líneas tienen suficientes similitudes en el mundo canino como para que puedan resultar de ayuda para todos los que tratamos con perros intentando comunicarnos con ellos.

Aprender a conducir (ojo, ya tienes el carné) Sacarse el carné de conducir es un trámite pesado y caro. De la academia sales con unos ciertos conocimientos de normas de circulación, señales, y la pericia de un galápago al volante. Es hora de enfrentarse al mundo real.

El acompañante que sobre-guía “Siéntate así –o asá–, mejor si coges el volante con las dos manos. Para aparcar que no se te olvide poner el intermitente antes. El desvío está ya cerca, pero cuidado no te lo pases. Esta carretera es estrecha, tiene baches…” Obviamente todo lo que nos ha “explicado” nuestro acompañante imaginario (más de un@ le hemos puesto nombre, no es tan imaginario), ya lo sabemos.

El acompañante que sobre-corrige Éste acompañante también es habitual en los coches de los principiantes, ya sabes…: “¿No has visto ese coche? ¡Te vas a cargar el embrague cambiando así! ¿No te enseñaron a poner los intermitentes en la autoescuela? ¡Vas demasiado cerca del coche de delante!

Y el acompañante que confía en ti Con este hipotético acompañante no hay frases tópicas ni predefinidas, porque dependerán del momento y de todo lo que suceda. Podría ser una conversación de coches, fútbol, perros, el tiempo o las vacaciones pasadas. Tal vez incluso sea más trascendente, el trabajo, o la salud de un familiar enfermo… Después de muchos kilómetros, en algún momento del viaje, el acompañante recuerda que hay una rotonda peligrosa al final de una recta, y te avisa, claro: “Ojo, que esa rotonda tiene una incorporación tapada por unos árboles…”. Pasáis la rotonda, y todo vuelve a la normalidad “¿Dónde estábamos? Ah, sí, pues el caso es que tenemos que quedar el fin de semana que viene…”.

Dice el refranero que “a buen entendedor, pocas palabras bastan”, así que si te pones en el lugar de nuestros perros cuando están aprendiendo ¿cuál acompañante queremos a nuestro lado durante nuestro aprendizaje? Yo desde luego quiero hacer kilómetros tranquilamente, sin más presión que la que ya me supone afianzar lo aprendido, y con la tranquilidad de que en una situación problemática mi acompañante me guiará y ayudará.

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