¡Pues quizás no quiera aprender!

Pero ojo, si el perro no quiere aprender no es culpa suya. Pensar que los perros tienen un deseo innato por agradar al humano es tan absurdo como lo contrario, afirmar que los perros tienen oscuros planes para dominar el mundo empezando por el sofá del salón. No, ni los perros son pequeñas personitas esclavas, ni tampoco enemigos a los que dominar. Imaginemos que tenemos ante nosotros un dulce cachorro y queremos «que aprenda cosas»…

Las 5 claves (antes) de empezar cualquier adiestramiento
1. Que el perro quiera aprender. Aprender cosas puede ser divertido, pero también horrible. El castigo anula conductas, pero también voluntades. En las fases iniciales del aprendizaje, pequeños castigos -caasi impreceptibles- pueden dar al traste con el potencial del cachorro.

2. Pero que el perro quiera aprender… ¡contigo! Si no eres interesante y divertido para tu perro, difícilmente se creará el vínculo necesario para crecen juntos. Trabaja el flechazo antes de atiborrar a tu cachorro a clics y salchichas.

3. Que el cachorro vea que es fácil aprender. Para empezar a aprender tenemos que poner las cosas fáciles, preparar el entorno, ayuda al cachorro a acertar y elimina todas las interferencias y distracciones. Esto es cosa de dos: perro y entrenador.

4. Que lo que aprende sea interesante (o que lo parezca). Y esto no es igual para todos los perros. Un perro aburrido es un perro que no aprende, por eso interactuar con el cachorro en todo aquello que le gusta es imprescindible para comenzar a tomar contacto con el «alumno».

5. Que lo que aprende sea útil (conlleva un refuerzo). Y ese refuerzo puede no ser un premio «tradicional» y sin embargo ser simplemente sentirse, bien, ser útil, aceptado y querido por su guía humano. Un perro puede ser feliz simplemente siendo querido, no hace falta más.

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