El perro adoptado llega a casa…
Si el perro que has adoptado es un cachorro el proceso a seguir es el mismo sea un perro adoptado o cualquier otro, lo puedes ver en el artículo «El cachorro llega a casa». Pero si es un perro joven o adulto, nos encontraremos ante un perro que puede al que podemos ayudar para facilitarle el periodo de adaptación lo máximo posible.
El perro adoptado, antes de llegar a casa
Visitas el albergue, eliges un perro -tal vez por su mirada, o porque le has visto interactuar con otros perros y te gusta su actitud-. El caso es que ya sabes quién será tu nuev@ compañer@. ¿Y ahora qué?
Infórmate sobre el perro. Su carácter, si tiene problemas o «manías» conocidos, su comportamiento con otros perros, personas (¿hombres, mujeres, niños…?). ¿Sale a pasear?
¿Tiene una mínima educación? Observa su comportamiento… Hay muchos perros en las perreras perfectamente educados e incluso con un adiestramiento básico muy «digno».
Sal a pasear con el perro. Sí, mejor con un arnés (es más amigable para los perros) y una correa larga que le permita cierta libertad con control. Observa sus reacciones, ¿te busca con la mirada? ¿está sorprendido en nuevos entornos? Ten en cuenta que no sabes cómo ha sido su vida anterior ni si está sensibilizado ante algún estímulo. Estás trabajando para la adaptación de un perro adoptado adulto, y es diferente a los cachorros.
Si es posible, repite. Antes de llevar al perro a tu casa, es buena idea acercarse al albergue durante unos días antes para pasear e interactuar con el perro, que te huela e identifique como a un amigo que trae experiencias buenas. En pocas palabras «que te conozca». Para nosotros también nos servirá para identificar posibles problemas (los perros adoptados no tienen más problemas que otros, pero sí se pueden encontrar algunos relacionados con miedos que pasen desapercibidos y que pueden llevar a situaciones de estrés).
El perro adoptado, llegada a casa
Ha llegado el día de llevarlo a casa. Si es posible debería haber algo en el hogar que le resultara familiar. Es importante preparar un lugar que será «su sitio». Una cama y algún entretenimiento (juguetes interactivos, huesos de piel o asta de ciervo…). Antes de entrar en casa deberías dar un largo paseo, al menos de media hora, que servirá para olvidar el viaje y continuar con el trabajo de crear vínculo. Mucho cuidado con los estímulos del entorno, no sabemos si ese perro tiene miedo a los autobuses, a las maletas con ruedas, a las motos…
En la llegada a casa le acompañaremos por toda la casa. Si hay habitaciones «vetadas» se las podemos enseñar, pero después las cerraremos. Su sitio debe ser tranquilo, pero con toda probabilidad el perro buscará cercanía y contacto visual. De nuevo vigilaremos sus reacciones al entorno: Recuerdo una malamute que adopté hace muchos años, aquella perra nunca había visto un techo, siempre había estado a la intemperie… Y se pasó varios días mirando las lámparas y el techo.
Ten cuidado. No sabes si el perro tiene algún problema de posesión de recursos, especial cuidado con juguetes, comida y agua. No le des de comer hasta que hayan pasado un par de horas desde la llegada.
Reglas y límites. Pon las reglas claras y desde el primer día: si no quieres que suba al sofá… Que no lo haga ni siquiera el primer día. Si el agua estará en la cocina… En la cocina desde el primer momento. Es fácil, solo sé coherente con el perro
Los primeros días de una nueva vida
En los primeros días de construye mucho más de lo que se piensa, ya sabes «no hay segunda oportunidad para una primera impresión», y esto sirve igual para los perros que para las personas. Pero si hay algo más importante que hacer las cosas bien… es hacerlas poco a poco.Los perros son animales muy adaptables, que han nacido para vivir en entornos humanos, pero que necesitan comprensión y un periodo de adaptación que será muy diferente para cada perro. En estos primeros días el perro recién llegado se encontrará muy receptivo a todo lo que le rodea, se podría comparar con una especie de «re-sociabilización» en la que busca encontrar «su sitio», las personas a las que tener como referencia, los lugares seguros, las rutinas de ese nuevo entorno, los amigos del parque y las «reglas del juego» en definitiva. A partir de aquí, ya solo queda comenzar a disfrutar de esa nueva vida en compañía.