Exposición a perros y gatos domésticos en la infancia y riesgo de diagnóstico posterior de esquizofrenia o trastorno bipolar
Hoy traemos a Doogweb un estudio realmente curioso e interesante: ¿puede afectar la convivencia en la infancia con perros y gatos al desarrollo de enfermedades mentales en la edad adulta como la esquizofrenia o el trastorno bipolar?
La esquizofrenia y el trastorno bipolar son trastornos neuropsiquiátricos graves con una amplia morbilidad y mortalidad en todo el mundo. Los estudios familiares indican una alta tasa de asociación familiar para ambos trastornos.
Extensos estudios genéticos de ambos trastornos han encontrado una gran cantidad de regiones genómicas asociadas con un mayor riesgo; sin embargo, se han identificado pocos genes de gran efecto y existen diferencias sustanciales relacionadas con los factores de riesgo genético entre las diferentes poblaciones.
Por lo tanto, ha habido un creciente interés en la identificación de factores ambientales que podrían interactuar con factores genéticos para dar como resultado fenotipos de enfermedades.
De particular interés a este respecto son las exposiciones ambientales en la vida temprana a la luz de los aspectos del desarrollo neurológico de estos trastornos. Además, es probable que las exposiciones familiares durante este período de tiempo se compartan entre los miembros de la familia y esto podría contribuir a aparentes asociaciones familiares de riesgo de enfermedad…
Los trastornos psiquiátricos graves como la esquizofrenia y el trastorno bipolar se han asociado con exposiciones ambientales en la infancia, y el contacto con mascotas domésticas como gatos y perros puede servir como fuente de exposición ambiental durante estos períodos de tiempo.
Métodos de estudio
Se investigó la relación entre la exposición a un perro o gato doméstico durante los primeros 12 años de vida y el posterior diagnóstico de esquizofrenia o trastorno bipolar.
Estos estudios se realizaron en una cohorte de 396 individuos con esquizofrenia, 381 con trastorno bipolar y 594 de control.
Los riesgos de desarrollar esquizofrenia o trastorno bipolar asociado con la primera exposición a una mascota doméstica, gato o perro, se calcularon utilizando el riesgo proporcional de Cox y modelos de regresión logística multivariable, incluidas las covariables sociodemográficas.
Resultados a tener en cuenta…
Los investigadores descubrieron que la exposición a un perro doméstico se asoció con un riesgo significativamente menor de tener un diagnóstico posterior de esquizofrenia (Hazard Ratio .75, p <.002).
Además, se detectó una disminución significativa del riesgo relativo de esquizofrenia después de la exposición a un perro al nacer y durante los primeros años de vida.
No hubo una relación significativa entre la exposición familiar a un perro mascota y el trastorno bipolar.
No hubo asociaciones significativas entre la exposición a un gato doméstico y el riesgo posterior de un diagnóstico de esquizofrenia o trastorno bipolar.
Sin embargo, hubo tendencias hacia un mayor riesgo de ambos trastornos en períodos definidos de exposición.
¿Y esto por qué sucede?
Hay varias explicaciones plausibles para este hallazgo de una disminución del riesgo de esquizofrenia en personas expuestas a perros domésticos en la vida temprana.
Una posible explicación es que tanto la exposición al perro en la infancia como el riesgo de esquizofrenia están asociados con factores demográficos no medidos en los análisis o incluidos en los modelos estadísticos.
Por ejemplo, estudios anteriores han demostrado que tener un perro mascota en la familia varía según el estado socioeconómico y una serie de factores geográficos. Por lo tanto, si bien se controló parcialmente el estado socioeconómico mediante la medición de la educación de los padres y la ubicación general del nacimiento, es posible que una información más detallada con respecto a estos factores identifique las covariables que podrían explicar parcial o completamente las asociaciones medidas.
Los factores sociodemográficos adicionales que pueden afectar la selección de mascotas incluyen el orden de nacimiento, el tamaño de la familia, el contacto con animales de granja, la exposición a gatos salvajes y otros animales, y trastornos alérgicos u otros preexistentes, datos que no estaban disponibles en este estudio.
Tampoco se tenían datos relacionados con el tipo o raza de perro, que también pueden variar según factores geográficos y socioeconómicos.
Sin embargo, también es posible que la exposición a un perro en el hogar tenga un efecto biológico directo sobre el riesgo posterior de desarrollar esquizofrenia. Si bien hay una serie de mecanismos biológicos que podrían mediar tal interacción, los que son más plausibles se relacionan con el sistema inmune.
• Más información: Estudio completo.