Convivir con perros nos hace mejores personas

Tener un perro mejora las relaciones personales arraigadas y el sentido de comunidad

Ley de Perros Potencialmente Peligrosos, lo que dice la Ley (pero no se sabe).

Se sabe que los perros son catalizadores de las relaciones entre personas. Sin embargo, no existe suficiente investigación cuantitativa que compare directamente las relaciones entre dueños de perros con las de quienes no los tienen.

Este estudio se centró en si los dueños de perros tienen mayor probabilidad de tener relaciones entre personas y participar en interacciones sociales en sus vecindarios.

Un modelo previo consideró las interacciones incidentales (que ocurren espontáneamente entre transeúntes en entornos públicos) y las amistades, como relaciones entre personas fomentadas por la tenencia de un perro.

Este estudio también consideró las relaciones personales arraigadas, que son el tipo de relaciones que los dueños de perros suelen cultivar en sus vecindarios
Las relaciones personales arraigadas son relaciones profundamente arraigadas en un contexto social y existen únicamente en un tiempo, lugar y actividad compartidos.

Este estudio examinó las asociaciones entre la tenencia de un perro y las interacciones incidentales, las amistades y las relaciones personales arraigadas.

También se examinaron los posibles efectos mediadores de estas relaciones en la asociación entre la tenencia de un perro y el sentido de comunidad.

Los datos analizados incluyeron a 377 participantes de una encuesta social realizada en un suburbio del área metropolitana de Tokio.

Se utilizaron modelos de ecuaciones estructurales generalizados para examinar los efectos indirectos
Los hallazgos revelaron una correlación positiva entre tener un perro y tener relaciones personales sólidas, así como entre tener un perro y tener interacciones incidentales.

Sin embargo, después de controlar los datos demográficos, tener un perro no aumentó la probabilidad de tener amigos en el vecindario.

Todos los tipos de relaciones se correlacionaron positivamente con un mayor sentido de comunidad.

Sin embargo, solo las relaciones personales sólidas mediaron el efecto de tener un perro en el sentido de comunidad.

Estos hallazgos respaldan la propuesta de que las relaciones personales sólidas deben considerarse junto con las interacciones incidentales y las amistades al estudiar las relaciones entre humanos fomentadas por tener un perro.

Además, los análisis exploratorios revelaron que tener gatos y otras mascotas no se correlacionó con las relaciones ni con un mayor sentido de comunidad.

• Más información: Estudio completo.

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