Tratar la agresividad canina: Intensidad, distancia y tiempo

Técnicas para tratar perros agresivos

#Perros reactivos y agresividad canina: Intensidad, distancia y tiempo. Técnicas para tratar perros agresivos.

Solucionar los problemas de agresividad en los perros es la gran preocupación de muchos especialistas en modificación de conductas y uno de los trabajos más demandados a los profesionales del mundo canino. Hay muchas técnicas (en realidad casi tantas como profesionales se dedican a ello), pero todas las técnicas actuales tienen algunos puntos en común independientemente de que las hayan «bautizado» con nombres y siglas más o menos rimbombantes.

Las tres claves para tratar la agresividad canina
• Intensidad. ¿Cuánto afecta el otro animal o persona al perro reactivo? Un perro con problemas de agresividad puede no reaccionar de igual forma ante una persona con sombrero o con gorra, con muletas o sin ellas, ante un perro pequeño o grande… A medida que aumenta la intensidad que «provoca el enemigo», la distancia que se debe mantener será mayor, y/o la duración de la exposición menor.

• Distancia. ¿Cuál es la distancia que el perro reactivo entiende como una intrusión a la que responder? Pueden ser decenas de metros, o apenas unos pocos. ¿Y esa distancia es la misma en al campo, en el parque, paseando por la calle o en el jardín de casa? Si el perro muestra señales de reactividad solo a grandes distancias, podremos incrementar la intensidad del estímulo desencadenante y/o la duración.

• Duración. ¿Durante cuánto tiempo tolera el perro agresivo al «intruso? Una exposición de unos segundos puede ser más o menos tolerada, o es posible que estemos ante uno de esos perros que reacciona casi de forma «eléctrica» on/off… Si el perro tolera muy poca duración, deberíamos disminuir intensidad y/o incrementar la distancia para mantener la situación bajo control.

Siempre se debe mantener al perro por debajo del umbral de reacción, sólo así «descubrirá» que existe otra salida que no es la agresión

Y el punto en común
Estas tres «claves» (intensidad, distancia y tiempo) interaccionan entre ellas, pero en realidad se resumen en una sola: mantener bajo control los niveles de excitación. El estrés que el perro reactivo no es capaz de gestionar de forma serena no debe sobrepasar nunca el umbral que desencadena el episodio agresivo. Y ese umbral de reacción (lo mismo que intensidad, distancia y tiempo) es único para cada perro. No existen las reglas únicas e inflexibles, la experiencia del especialista debe ayudarle a «medir» cada perro, después todo dependerá de los recursos que sea capaz de manejar. Si el perro encuentra un refuerzo funcional (como en sucede en  BAT), se trata de contracondicionamiento, desensibilización… o si una u otra técnica es más efectiva que el resto es otra historia, siempre se debe mantener al perro por debajo del umbral de reacción, sólo así «descubrirá» que existe otra salida que no es la agresión, nuestra responsabilidad es mostrarle ese camino.

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