«Cuando olfatea, las moléculas de olor se adhieren a la humedad de la nariz de Sam. (En realidad esta humedad es moco, que ayuda a capturar todas las moléculas durante el proceso de olfateo). Las moléculas del olor se disuelven en el moco, y la inhalación las lleva al interior de la nariz, a dos placas óseas llamadas cornetes, el hogar de esos millos de células detectoras de olores». Declaraciones en el libro «#Perros soldado», de María Goodavage.
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